Viaje a Buzios desde Montevideo
Un viaje a Buzios desde Montevideo es casi tradicional para los malvinenses, visitando obviamente Río de Janeiro y la nueva atracción turística de la zona: Arraial Do Cabo. Queremos contarles nuestra experiencia para poder disfrutar de la mejor manera en caso de concurrir al país del norte.
Los viajes a Brasil son típicos destinos de muchos malvinenses y montevideanos, buscando explorar otras playas que las Malvín, Honda y Brava. Para aquellos que han pensado realizar un viaje a Buzios desde Montevideo tenemos algunas sugerencias para hacerles.
Realmente poder ir a esa zona próxima a Río de Janeiro es maravilloso y totalmente recomendable. Incluso por razones que desarrollaremos más adelante en nuestro relato nos quedamos con Buzios antes que con Río de Janeiro.
Nuestro viaje fue por avión a través de la línea Gol. La experiencia de ida fue aceptable. En cambio la experiencia del retorno no fue nada agradable. Llegando al departamento de Treinta y Tres nos comunican en pleno vuelo que el avión no puede aterrizar en el aeropuerto debido a la niebla y que se debe tomar un nuevo rumbo. En ese momento pensé que nos llevarían a Buenos Aires o Porto Alegre, pero no. Volvimos a San Pablo, donde se había hecho escala desde Río de Janeiro. Llegamos a San Pablo a las cuatro de la mañana, nos mandaron a un hotel con todos los gastos pagos y nos comunicaron que el regreso a Montevideo sería al otro día a las dos de la mañana. Sí, 22 horas después. El avión estaba lleno de personas que hablábamos español y ningún representante de la compañía gol se dirigió a nosotros en dicho idioma. En una circunstancia de este tipo hubiera estado bueno que alguien nos explicara los pasos a seguir en un idioma que entendiéramos todos, y no solamente algunos.
Dejando de lado el mal momento a la vuelta, la ida como dijimos estuvo dentro del rango de lo aceptable. Hicimos escala en San Pablo, el viaje duró menos de dos horas y media. Estuvimos dos horas en el aeropuerto y luego sí partimos rumbo a Río de Janeiro. Después de un vuelo que duró menos de una hora arribamos a la ciudad maravillosa en el tiempo previsto y nos dispusimos a buscar un transporte para seguir de largo hacia Buzios.
En ese sentido aparecen dos alternativas. Por un lado alquilar un auto y por otro pagar los famosos transfers, que son camionetas que te trasladan hacia Buzios. Nosotros nos inclinamos por alquilar un auto para tener mayor disponibilidad. En menos de dos horas llegamos a Buzios, la carretera está muy bien y en su mayor parte es de doble vía. Además la nafta en Brasil es bastante más barata que acá. El etanol ronda los 2.4 o 2.8 reales, dependiendo de la zona. No hay un valor de combustible fijo como en Uruguay, varía según los lugares. En Río sale más caro que en Buzios, y en ruta sale más barato que en ciudad.
Llegamos de noche a Buzios y justo estaba lloviendo, cosa poco usual en esa zona del país. Hacía 25 días que no llovía. Fuimos a una posada en el centro, que la verdad estaba bastante rudimentaria, pero tenía la ventaja de la ubicación, a dos cuadras de la calle principal: Ruas das Pedras. Preciosa zona de Buzios, ideal para ir a ver el atardecer o salir a comer en la noche. Bastante movimiento y de oferta gastronómica amplia, con precios que varían. De todas maneras comer en Buzios es casi igual que comer en Montevideo. No me parecieron precios muy baratos. La mejor opción terminó siendo comer en buffet por kilo.
Por otra parte los vegetarianos, veganos y celíacos no tenían muchas alternativas para comer en Buzios. Al menos no había ofertas claras para ellos.
Al otro día nos levantamos y fuimos a la Playa Tartaruga: realmente muy linda. Sin embargo las playas de Buzios no son como las de Uruguay, salvo Ferradura o Geribá. En su mayoría son playas estrechas y en temporada alta la gente está muy pero muy apretada.
En todas las playas los vendedores te masacran. No paran, realmente. No te dejan en paz ni bien tocás la arena.
Dejando de lado a los vendedores y a los que ofrecen servicios como alquiler de kayak o sillas y sombrillas, la playa Tartaruga es muy linda y tranquila. Ideal para familia. Es además una de las playas más templadas, aunque justo cuando fuimos estaba un tanto fría por la lluvia de la noche anterior.
Nos fuimos a eso de las 16 horas, ya el sol a las 17 no calienta y las playas se vacían con un atardecer tempranero. Fuimos a la posada, nos duchamos, nos cambiamos y obviamente fuimos al centro de Buzios que como les dijimos antes es muy pintoresco.
Todo el mundo nos hablaba maravillas de dos lugares cerca de Buzios: Arraial Do Cabo y Cabo Frío. Aprovechando que teníamos el auto nos tomamos un día para ir a conocerlos. Aquellos que vayan sin autos hay diversas ofertas de excursiones y paseos desde Buzios.
En auto es un rato, menos de una hora para llegar a Arraial Do Cabo: maravilloso lugar. Hay una playa que para llegar tienes que subir un morro, el paisaje es paradisíaco. Realmente es un paseo que vale la pena hacer. Y ni hablar si tienes tiempo y puedes subirte a algunos de los barcos que te llevan a recorrer las islas. Seguramente vuelva algún día a Arraial.
Por su parte Cabo Frío se caracteriza por una playa larga y de arenas extremadamente blancas, agua azul divina, pero no es tan agreste como Arraial do Cabo. Mucho cemento, más estilo Punta del Este. Lindo lugar pero si tengo que elegir me quedo con Arraial Do Cabo o Buzios.
Al otro día fuimos a una de las playas top de Buzios: Joao Fernández. Sinceramente es un paraje hermoso, con agua clara y quieta y una vista sencillamente maravillosa. Es la playa donde concurre la clase alta argentina que visita Buzios. Por ejemplo conocimos al dueño de Ríogas, que en lo personal no sabía que era de la vecina orilla.
En ese sentido los precios son más caros que en el resto de la isla. La desventaja de esta playa es su tamaño y en temporada alta no entra ni una alfiler. Sugerimos ir entre semana que hay mucha menos gente.
Al otro día nos fuimos a conocer Río de Janeiro. Nunca más manejo allí. Es una locura. Río es hermosa desde lo paisajístico. Pero yo no me vinieron ganas de volver a visitarla salvo por un detalle que explicaré luego.
Lo primero que hicimos fue ir al Pan de Azúcar. Un espectáculo formidable. Nunca me imaginé una vista así. Hay que ir. Es un paseo de dos a cuatro horas que realmente vale la pena. El valor de la entrada es de unos 60 reales.
En la noche fuimos a la rambla de Copacabana. Muy lindo paseo y no vimos ningún problema de inseguridad. Obviamente no nos adentramos en el centro de Río, y tuvimos precauciones al caminar. No pasó absolutamente nada. Muchos turistas y mucha gente en la rambla, con bolichitos que invitan a sentarse y disfrutar.
A la hora de hacer playa al otro día está muy lindo para caminar en ella. Pero la verdad que para bañarse presenta dos obstáculos complejos. En primer lugar el fuerte oleaje y la corriente. Con niños es casi imposible. Y en segundo lugar por la contaminación que dicen está afectando fuertemente a las aguas de Río.
Como cierre del viaje no quisimos dejar de ir al Corcovado o Cristo Redentor. Luego de perdernos varias veces a pesar del GPS, llegamos a la base y contratamos a un guía que nos allanara el camino. Si van en auto es una opción recomendable.
A los 300 metros hay un mirador que es bellísimo, ideal para sacar fotos. Pero luego hay que seguir el trayecto hasta el Cristo, que está a más de 700 metros de altura.
No tuvimos suerte con el día. A los 300 metros se veía el sol, en cambio cuando llegamos a la cima, la niebla copó el cerro y nos eclipsó toda la vista.
Esta foto fue tomada con la base del Cristo a tres metros de la cámara. Es imponente lo que impide la niebla de visibilidad. Por lo tanto si regreso a Río de Janeiro es para poder sacarme una foto en el Corcovado con vista limpia y en un día totalmente soleado.
El viaje a Buzios desde Montevideo y a todas las zonas aledañas que mencionamos (Río, Arraial do Cabo o Cabo Frío), es algo que vale la pena hacerse al menos una vez en la vida. Yo, en lo personal, ya empecé a ahorrar para volver!!!
Muy disfrutable!!!
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