A pesar del naufragio Libro de Alicia Escardó Végh
A Pesar del Naufragio, escrito por Alicia Escardó Végh, conmueve al lector en tres ejes principales: el miedo y la inseguridad, la unidad familiar, y el amor
Los amigos de Editorial Planeta nos hicieron llegar el nuevo libro de la autora Alicia Escardó Végh: A Pesar del Naufragio. Una novela que pretende adentrarnos a un laberinto de circunstancias enlazadas y que despertarán en el lector, con seguridad, cierta identificación con alguna de ellas.
La historia tiene su comienzo en Barcelona, luego de que un hombre se encuentra con una uruguaya en la ciudad catalana y que lo invita a salir. Detrás de esa invitación se ocultan intenciones que desembocan en un relato bien narrado por parte de la autora, con una prosa ágil y corta; el libro no supera las 200 páginas y es muy cómodo de leer.
Como lector uno logra visualizar en el texto lo que uno es y muchas veces se aleja, incluso, de lo que el relato transmite. En este caso, al leer el libro A Pesar del Naufragio, pudimos identificar al menos tres grandes ejes que desarrolla la obra (en la mirada de otro lector podría ser distinto, obviamente).
El miedo y la inseguridad, la unidad familiar, y el amor, se desprenden de la historia contada, nutrida, también, de incertidumbre casi laberíntica.
El miedo y la inseguridad:
Para uno que es hijo de un inmigrante español y que, además, tiene a su hermana viviendo en España desde hace pocos años, la historia que nos regala Escardó Végh nos identifica profundamente.
El miedo a la carencia y a la inseguridad económica ha movilizado a millones de personas a lo largo de los siglos. En este caso el libro hace carne una historia concreta, donde esos miedos latean con mayor fuerza en los corazones de las familias afectadas, algunas destruidas y otras simplemente olvidadas.
La fractura que vive el inmigrante, ya sea uruguayo o no, está bien plasmada en el libro. Tal vez la autora hubiera podido profundizar más en el sentimiento de pérdida, pero deja claro lo que significa el dolor y el camino que, en la desesperación interior, las personas toman para mejorar sus vidas, al menos eso es lo que creen.
«Cuando llegó a Barcelona, el dinero que llevaba consigo no le duró mucho y tuvo que ponerse a trabajar… El horario era largo y agotador, a veces incluía también los fines de semana… durmiendo salteado sobre una camilla en la sala de urgencias, y comiendo mal con platos fríos que le subían de la cafetería del hospital».
Las pericias de un «desterrado económico» en suelo nuevo no es lo que nos «venden» los que hablan maravillas del llamado Primer Mundo: remarla como se puede, extrañar los afectos, sentirse despojado hasta de la propia vida, comprender el desgarro en la decisión que se tomó. Todo eso late en el libro.
La Unidad Familiar:
Siempre que hay una partida hacia un nuevo horizonte, y también una partida de un ser querido que deja de existir, la unidad familiar busca un nuevo equilibrio, no significa que el que estaba haya sido sano, significa que fue el que se pudo lograr.
Ante la partida el equilibrio se moviliza, dinamiza los vínculos familiares y los pone en jaque en todo momento. Los secretos, los cuestionamientos, las dudas, los miedos, cobran un dinamismo vertiginoso al menos hasta que vuelva el equilibrio, aunque sea extremadamente precario.
El miedo paleolítico a ser segregados está en todos nosotros y todo el tiempo. Allí la autora recurre a un recurso que en lo personal me gustó mucho, el recurso histórico. Existe un integrador familiar que es el abuelo, no vive, pero su historia, sus historias, generan en la familia un refugio donde reflexionar, un espacio de comunidad.
La historia del abuelo es especial, ya que peleó en la Segunda Guerra Mundial como soldado italiano y terminó llegando a Uruguay luego de varios años de finalizado el conflicto. Pero además el título del libro obedece a circunstancias vividas por él. De esa manera la autora apela a la historia familiar como clave de la unidad. Si bien parece como un aspecto secundario en la novela, es central, es el signo que marca el libro.
La figura paterna, ya sea con Miguel o el abuelo, es esencia clara en toda la trama. Una linda pregunta para hacerle a la autora sería la siguiente: ¿existe algo no resuelto con su propio padre?
El amor:
Es una novela que sin dudas habla de amor, de amor familiar, claro, pero también del amor de pareja. Allí este eje forma parte de la trama todo el tiempo. El encuentro en Barcelona despierta el interés por parte de Miguel en una mujer que, según él, no está a su alcance. ¿Quién lo está del otro cuando lo que prima es la inseguridad interior?
El amor y la seguridad se cuestionan en la novela, todo el tiempo. A veces de forma directa, a veces de una forma tenue y apenas perceptible.
Pero amor está, brota, se manifiesta, intenta salir de las corazas que hemos construido en una civilización que busca más la seguridad económica que mantener vivo un sentimiento profundo de alegría.
Estos tres ejes está bien representados en la novela. Tal vez, como dijimos, la autora tenía elementos para profundizar más en ellos, escarbar más en los aspectos primarios de nosotros mismos.
A Pesar del Naufragio nos transporta a un espacio que no es impersonal, que en algún punto nos identifica y nos recuerda, como decían los antiguos, que de un laberinto se sale por la misma puerta de la que se entró.