Castillo de Piria: entre fantasmas y leyendas desaprovechadas
Si existe un lugar que despierta interés en nuestro país es el Castillo de Piria. Entre leyendas, fantasmas y un paisaje espectacular el castillo es un punto de atracción. Sin embargo, totalmente desaprovechado

En las últimas semanas nos hemos dedicado a recorrer el Castillo de Pittamiglio en Las Flores, el de Montevideo, y el Castillo de Piria en Piriápolis. Ambos personajes de nuestra historia han dejado un legado singular que vale la pena conocer.
Tras haber visitado y disfrutado muchísimo los castillos de Pittamiglio, la sensación provocada al llegar al Castillo de Piria fue totalmente diferente. Es un lugar asombroso, con una belleza única en un espacio extraordinario de nuestro país. Pero realmente nos generó desazón la mala gestión turística que se está llevando a cabo allí.
El castillo está ubicado en la ruta 37, la que une Pan de Azúcar y Piriápolis. Su construcción con un estilo renacentista tuvo su culminación en el año 1897 y fue utilizado como residencia de Francisco Piria, quien fuera, entre muchas cosas, fundador de la ciudad de Piriápolis.
Hacia el año 1890 Francisco Piria compró 2.700 hectáreas en esa región del departamento de Maldonado, y luego de un viaje a Europa inició la construcción del castillo, bajo la supervisión del ingeniero Aquiles Manzari.

Fue la residencia de Piria hasta la fecha de su muerte, donde luego quedó en manos de los hijos de Adela Piria de Izzola.
En 1975 el castillo fue vendido a la familia Comas Amaro, y se transformó en un local bailable llamado “La Boite de los Espectros”, cuyo responsable fue el artista plástico Carlos Páez Vilaró.
En el año 1980 pasó a manos de la Intendencia de Maldonado, y desde 1984 el castillo es considerado Monumento Histórico Nacional. Por ese motivo el castillo se transformó en un museo municipal, al cual se puede acceder con entrada gratuita.

Tanto el Castillo de Piria como el de Pittamiglio en Las Flores están enclavados en dos lugares privilegiados de nuestro territorio nacional. En el caso de Piria construyó su residencia frente al emblemático Cerro Pan de Azúcar. Varios años después, Pittamiglio, maravillado por la obra de Piria y habiendo sido su discípulo y amigo, decidió construir su lugar de residencia en sus últimos años de vida frente a otro lugar especial, el Cerro de las Ánimas.
Lo que tenemos que saber al respecto es que ambos cerros, desde el punto de vista de la alquimia, practicada tanto por Piria como Pittamiglio, poseen puntos de energía o vórtices que lo distinguirían del resto, volviéndolos únicos y singulares.

Quién fue Francisco Piria?
Piria era hijo de inmigrantes italianos. De hecho, al fallecer su padre, su madre lo envió a Italia, donde vivió gran parte de su niñez con su tío, un monje que vivía en un convento jesuita en Génova. Allí, Piria comenzó a conocer la cultura renacentista y por supuesto, parte de la simbología alquímica.
Es sabido que muchos monjes jesuitas fueron herederos de los saberes de los Templarios e iniciados en la simbología alquímica; muchos de ellos contrajeron lazos estrechos con logias masónicas. No es casualidad que desde sus comienzos los jesuitas fueron considerados sospechosos de no cumplir con la liturgia de la Iglesia Católica, siendo luego expulsados como orden de la Santa Sede.
Según el Profesor Rafael Suárez, un ejemplo de lo que afirmamos puede ser el jesuita alemán Athanasius Kircher, quien tuviera una postura muy discutida sobre Magia, Cábala y Alquimia, intentando armonizar los saberes antiguos ocultos y la teología.
Podemos suponer entonces, sin ser expertos en la vida de Piria, que éste fue influenciado por su tío en este mundo hermético y lleno de simbolismos, y que tendría como propósito hallar el tránsito de la materia al espíritu.
Regresó al Uruguay al finalizar su niñez y desde entonces recorrió el mundo empresarial en paralelo con el mundo de la magia, siendo un gran promotor inmobiliario (vendió terrenos en Malvín, por ejemplo).
Según los estudiosos de su vida, en 1898 publicó, a modo de profecía cabalista, el libro El socialismo triunfante. Lo que será mi país dentro de 200 años. «En esta obra el autor describe una sociedad uruguaya utópica, donde sucesivas reformas han culminado en una sociedad con tierras repartidas equitativamente, donde no hay derecho a la herencia, donde el estado se encarga de la educación de los ciudadanos, donde la jornada laboral está limitada a dos horas y los ciudadanos viven cómodamente gracias a los avances tecnológicos».
Habrá que ver lo que suceda en los próximos 80 años!
Entre la cábala y la alquimia diseñó una ciudad entera inspirado en los balnearios europeos.

En ese sentido el castillo cuenta con muchísimos símbolos alquímicos. Por ejemplo los capiteles de las columnas exteriores, que tienen figuras talladas con forma de serpientes; o los perros que custodian la entrada, animales que en la alquimia son los guardianes de los dominios psíquicos, e incluso pueden servir como guías en los viajes espirituales.
Pero además, aparte de la construcción del castillo, Piria esparció símbolos en toda la ciudad. Los planos se trazaron de acuerdo a lo que se denomina geometría sagrada. Piria detectó puntos energéticos o vórtices y allí construyó tres fuentes con estatuas: la Fuente de la Virgen, la Fuente del Toro y la Fuente de Venus . Según, Piria las aguas que manaban de sus manantiales poseen propiedades curativas. Recordemos también que el número tres tiene mucho simbolismo para la alquimia y para los masones. De hecho los masones iniciados en la Edad Media tenían que avanzar tres pasos y dar tres golpes de martillo, así como las sesiones se finalizaban con tres golpes también.
Nuestra visita al Castillo de Piria
Llegamos por la Ruta 37 y doblamos a la izquierda. El castillo es imponente y si bien está adentro del terreno, se puede distinguir desde antes de llegar.
Se accede al castillo por un camino bordeado de palmeras de las Canarias, atravesando un parque precioso y amplio. A lo largo del recorrido podemos apreciar obras de arte, de simbología alquímica, como ánforas, pelícanos, fuentes y estatuas. El camino es precioso y muy disfrutable.
Llegamos a la puerta principal y allí había una mujer responsable del lugar. Al ser un museo cuenta con horarios. Las puertas se cerraban a las 17 horas ya que estamos fuera de temporada.
La mujer, con mucha amabilidad, nos dio la mala noticia que no se podía acceder a la planta alta de la residencia, por lo cual nos perdimos la parte más íntima de Piria. Sí pudimos ingresar a la planta baja, donde se puede apreciar una colección de objetos: fotografías murales, volantes, folletos, y hasta una central telefónica utilizada en el Argentino Hotel.

Realmente el museo nos pareció muy pobre, muy desaprovechado y más si lo comparamos con la atención y guía mostrada en los castillos de Pittamiglio.
En los espacios extremadamente amplios se pueden distinguir algún mueble y poco más, todo muy mal señalizado y con poca explicación histórica y simbólica.
La parte interior del castillo tiene un potencial tremendo si se la aprovecha como corresponde. Es una lástima que no se tomen algunas medidas para elevar el nivel turístico y mejorar la experiencia visual de los visitantes.
El Castillo de Piria tiene todo para ser un polo de atracción turístico durante todo el año y se toman algunas medidas más efectivas.

Realmente la presentación interior del castillo es bastante triste. Se podrían aprovechar mejor los espacios integrando al museo acciones interactivas y se podría cobrar una entrada a bajo costo incluso para llevarlo a cabo.
El Castillo de Piria es una espacio público a ser resaltado, no solo por su leyenda y misticismo, sino también por su atractivo arquitectónico único en un enclave natural sin igual. Esperemos que los famosos fantasmas que supuestamente recorren el lugar no ahuyenten a las buenas ideas!
