Cerro del Verdún: fuimos de visita

Desde hace tiempo teníamos pendiente nuestra visita el Cerro del Verdún en Lavalleja, a pocos kilómetros de la ciudad de Minas. En la cima se encuentra el santuario más visitado de Uruguay y en este 2021 se celebran los 120 años de peregrinaciones y celebraciones
Siempre hemos tenido como algo pendiente poder visitar el Cerro del Verdún y aprovechando la iniciativa de estimular el turismo interno por la situación sanitaria, nos decidimos el pasado fin de semana y fuimos a recorrer un lugar con mucho simbolismo para miles de uruguayos.
Lavalleja es una tierra que presenta diversos lugares especiales para conocer. Aquí les dejamos algunos de los cuales hemos narrado nuestras experiencias:
Todos ellos lugares hermosos de nuestro país y del departamento. Sin embargo el Cerro del Verdún tiene un simbolismo totalmente diferente. El aspecto religioso juega un rol preponderante para que miles y miles de uruguayos lleguen cada año.

Cuando uno está por llegar a la ciudad de Minas desde Montevideo por la ruta 8 puede apreciar a la izquierda el Cerro del Verdún. De la zona es el lugar más alto con una altura de 326 metros. Recordemos que el cerro más alto de Uruguay es el Catedral, en Maldonado, con 513 metros, seguido por el Cerro de las Ánimas y el Cerro Pan de Azúcar.
En lo alto del cerro se encuenta el Santuario de la Virgen de Verdún (Virgen de la Inmaculada Concepción) desde el año 1901 y que, como señalamos, es el más visitado de Uruguay.
La creación del santuario cumple en este 2021 los 120 años de existencia.

El cerro se localiza en la ruta 12 de Lavalleja a unos 5 kilómetros de la ciudad de Minas. Cuando uno está ingresando a la ciudad debe tomar la ruta 12 en una rotonda y en cinco minutos ya se encuentra en la base del cerro.
Según la Historia el nombre se debe a Juan Bautista Berdum, quien fue el primer poblador del lugar de origen vasco francés, a quien el gobierno de España le cedió el terreno en el año 1801.
A instancias del cura párroco de Minas José De Luca, en 1901, coincidiendo además con el día de la fecha en que la cruzada libertadora de los “33 Orientales” inició su lucha ante los brasileros que ocupaban el territorio, siendo el lugar de cuna de Juan Antonio Lavalleja, el 19 de abril fue inaugurada la estatua en honor a la Virgen María, la cual mide más de 3 metros y fue traída desde Francia.
Vale destacar que en 2012, el santuario a la Virgen del Verdún fue declarado Santuario nacional por la Conferencia Episcopal uruguaya y es deonominado Santuario Nacional Nuestra Señora del Verdún.
Las peregrinaciones comenzaron en 1901 y el 19 de abril de cada año es el momento donde 80 mil personas llegan al Cerro del Verdún a honrar a la virgen y a realizarle pedidos a cambio de promesas.
De hecho, nuestra guía especial, Natalia, nos contaba que cada 19 de abril llegan unas 500 personas desde Montevideo por medio del ferrocarril, en un viaje que demora casi cuatro horas y media.

Nuestra experiencia en el Cerro del Verdún
Fue un paseo corto. Más que nada fuimos a visitar el lugar impulsados por las ganas de conocerlo ya que nunca lo habíamos visitado.
Llegamos cerca de las 16:30 horas. El día estaba gris y a lo lejos se divisaban rayos por una fuerte tormenta que estaba próxima a alcanzarnos. De hecho dudamos por unos instantes si empezábamos a caminar por el camino hacia la cima o no. El viento soplaba más fuerte a cada minuto. De todos modos nos decidimos por subir ya que no nos iba a llevar más de una hora.
El auto lo dejamos en la base del cerro, cerca de donde se encuentran los baños y el parador (el cual estaba cerrado).

Lo primero que nos llamó la atención es que no había nadie. Ni un guardaparque, ni un funcionario de la Intendencia o nadie vinculado a la capilla o al parador.
Sí nos encontramos con cuatro o cinco familias que estaban por subirlo al igual que nosotros. Muchas de ellas con la remera de Peñarol, aunque en la situación actual ni la virgen nos puede salvar, parece.
Más allá de bromas comenzamos a subir. Desde la base a la cima y caminando con calzado normal no se demora más de 20 o 25 minutos.
Sin embargo, otra escena que nos llamó mucho la atención fue la de varias personas caminando descalzas. Obviamente que estaban cumpliendo alguna promesa realizada a la virgen.

El camino es de pedregullo y la subida por algunos tramos se vuelve empinada y dificultosa para los que no están acostumbrados.
Muchas de las piedras se encuentran sueltas y su composición las vuelven resbalosas. En un día de tormenta es peor. De hecho los días de muchas visitas en la base se venden ramas de eucaliptus para poder subir con mayor seguridad.
En el camino se puede seguir el Vía Crucis; estos monumentos con placas alusivas sirven como lugar de descanso, oración y meditación fundamentalmente para los creyentes.

Casi al final del recorrido, se nos presenta una escalinata de piedra donde podremos apreciar una representación de la crucifixión.
Otra cosa que nos llamó la atención fue el ver nombres de personas y familias grabados en los escalones de la escalinata, seguramente de aquellos creyentes que con el tiempo hablaron de la Virgen del Verdún y sus milagros.
Tras subir la escalinata llegamos al santuario ubicado bien en la cima. Unos metros más hacia el sur hay una capilla que tiene encima un mirador.
Este es otro aspecto a destacar. La vistas del lugar, ya sea en cualquier dirección, son preciosas y vale la pena contemplar la hermosura hasta el horizonte.

En el momento en que llegamos al mirador comenzaron a caer gotas. El viento, por su parte, soplaba con mayor fuerza y las nubes se oscurecían cada vez más.
Resolvemos volver enseguida y no pudimos permanecer allí para apreciar mejor la vista. La verdad preciosa, donde se pueden distinguir, además, desde el Parque Salus hasta la propia ciudad de Minas.
Al pegar la vuelta la vista también te impresiona.

El lugar sin dudas es muy lindo y el recorrido también.
Mientras bajábamos se largó el chaparrón. Nos ensopamos. Abajo nos esperaba un perro alegre y hambriento, los baños cerrados y el parador también.
Nos subimos al auto, nos cambiamos las remeras y luego nos despedimos del Cerro del Verdún, un lugar de nuestro país que vale la pena conocer más allá de las creencias.