Profesor Rafael Suárez: «La Cumbre del Futuro en setiembre es un nuevo mojón de la gobernanza mundial»
En esta entrevista el Profesor Rafael Suárez, fundador de nuestro portal, aborda nuevamente el tema de las soberanías nacionales en el marco de los distintos acontecimientos de este año. Para él, la Cumbre del Futuro que se desarrollará en setiembre en la sede las Naciones Unidas marcará un «nuevo mojón de la gobernanza mundial»
Hace tiempo que el fundador de nuestro portal estaba «desaparecido» y por suerte le pudimos robar unos minutos de su tiempo para realizarle una nueva entrevista. El martes pasado, 28 de mayo, en el programa Rock en la Resistencia, fue insistente por algunos minutos sobre los peligros de la Cumbre del Futuro, la cual se llevará a cabo en setiembre de este año en Nueva York, sede de las Naciones Unidas.
Por ese motivo intentamos que nos brindara más información para poder difundirla. Si bien no pudo analizar en su totalidad el borrador presentado en enero de este año en la ONU, consideramos que existen muchos datos que ya maneja y que valen la pena conocer.
¿Qué es la Cumbre del Futuro?
Desde el punto de vista formal, y de acuerdo a lo expresado por el material de la ONU, la Cumbre del Futuro reúne a los líderes mundiales para forjar un nuevo consenso internacional, principalmente en la revisión del gobierno multilateral mundial. Desde el punto de vista «informal», es nuevo mojón de la gobernanza mundial o hacia la gobernanza mundial. Lo que se pretende, en mi humilde perspectiva, es en dar un nuevo paso en la construcción de un gobierno mundial que tome decisiones por encima de los estados y que cuente con participación de las grandes corporaciones transnacionales.
¿Podrías desarrollar el concepto de gobierno multilateral?
Hasta la Segunda Guerra Mundial podríamos decir que el mundo fue «gobernado» por diferentes potencias. A eso le llamamos multilateralismo, cuando el «poder» está repartido entre diferentes actores políticos.
Tras la derrota de Alemania y del debilitamiento de las grandes potencias europeas, el mundo dio inicio a la denominada Guerra Fría. Allí hablamos de una gobernancia bipolar, donde las decisiones estaban basadas, en su mayoría, en los intereses contrarios de la URSS y de Estados Unidos.
Sin embargo, luego del derrumbre de la Unión Soviética y tras el triunfo del sistema capitalista, reingresamos a un mulilateralismo frágil, a mi entender. Hoy estamos en presencia de decisiones de poder repartidas. Lo vemos con Rusia, China, Estados Unidos, Europa, incluso la India, pero con un agregado totalmente nuevo y al que ya hice referencia en varias oportunidades: las grandes corporaciones transnacionales. Estas corporaciones o grupos de inversión no tienen patria y sus intereses entran a pesar con mayor virulencia. De hecho, creo que su poder sobrepasa el de los estados actualmente.
A mi entender estas corporaciones transnacionales consideran que el mundo multilateral no le es conveniente a sus intereses. Por ese motivo lo vienen dinamitando desde hace años. La pandemia del Covid fue un claro ejemplo. El objetivo es «apropiarse» de los órganos de resolución internacionales para plasmar su predominio sobre las soberanías nacionales. Por algo ellos financian organismos como la OMS en casi un 80 %. La financiación privada de los organismos internacionales se consolidó en la Conferencia de Addis Abeba en el 2015.
¿El tratado de la OMS que se está votando en esta misma semana iría por el mismo camino?
Por supuesto. Tenemos diferentes mojones para entender el camino trazado por las grandes corporaciones de cara a la consolidación de un gobierno mundial.
La Agenda 2030 es una de las claves para dimensionar sus verdaderos objetivos. Para alcanzar las metas de la Agenda 2030 se vuelve necesario ir en dirección de un gobierno mundial, al menos eso es lo que ellos plantean. El tratado que se está votando en la OMS esta semana sin dudas tiene que ver con ello. La idea que tenían las grandes corporaciones transnacionales era la de generar un tratado vinculante con los estados para tres aspectos fundamentales: una nueva pandemia, una amenaza de pandemia o, en tercer lugar, una emergencia climática. El objetivo es que la OMS resuelva medidas y que éstas sean adoptadas por todos los países miembros…
Sin embargo eso no fue votado…
Es cierto. Por ahora no fue votado. No habría acuerdos. También tenemos que recordar que aquí están enfrentadas las dos grandes corrientes de la elite mundial: la trasnacional y la nacional. Ambas bregan por sus intereses y no son coincidentes en este punto.
De todas formas hay una puerta trasera para poder plasmar los objetivos que es el Reglamento Sanitario Internacional. El reglamento es del 2005 y lo que se pretende es hacerle enmiendas. Por ese lado van a tratar de imponer sus objetivos.
También vale la pena mencionar que en cierta medida urge para ellos la necesidad de cerrar este tema cuanto antes porque saben que Trump puede ganar las elecciones en Estados Unidos. Trump se opondría tajantemente a los intereses de estas grandes corporaciones. Si en el 2025 él es presidente van a tener un enemigo duro de roer y lo tienen claro. Veremos qué pasa con el tratado y con el Reglamento. Creo que el Reglamento tiene grandes chances de modificarse de acuerdo a los intereses de la elite transnacional, pero es solo una opinión.
Mencionaste otros mojones, ¿cuáles serían? ¿La Cumbre del Futuro?
Exacto. La Cumbre del Futuro en setiembre de este año sería el segundo mojón del 2024. Creo yo, el más importante. Allí se definirían acuerdos en los denominados Pacto del Futuro y Pacto Digital y la llamada Agenda para la Paz; se sentarían las bases políticas de un nuevo gobierno mundial bajo la órbita de la ONU y de su secretario general. Pero el cierre de todo esto se dará a mitad del 2025, cuando se lleve adelante en el mes de julio en España la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo. El eje de esta conferencia es la reforma de la gobernanza del sistema financiero internacional, al estilo Bretton Woods en 1944. La excusa, conseguir los fondos para reimpulsar la Agenda 2030.
Mantengamos la entrevista en la Cumbre del Futuro. ¿Cuáles son tus argumentos para creer que se pretende un nuevo gobierno mundial?
El artículo 116 del borrador presentado en enero de este año es claro: «Nos comprometemos a transformar la gobernanza global y revitalizar el sistema multilateral». ¿Qué significa revitalizar el sistema multilateral? Bueno, allí puede dar lugar a diferentes interpretaciones. La mía va ligada al artículo 132 cuando dice que «alentamos al Secretario General a desarrollar un conjunto de protocolos y convocar y poner en funcionamiento una Plataforma de Emergencia en caso de una crisis que tenga un impacto en múltiples regiones del mundo y requiere un enfoque coherente, coordinado y multidimensional». Me da la impresión que lo que se pretende ante cualquier crisis es que la misma se definida y abordada por la ONU.
También el artículo 17 es bastante elocuente: «Comprometerse a reformar los órganos intergubernamentales de las Naciones Unidas, incluido el Consejo de Seguridad, para que puedan cumplir sus mandatos en un mundo cambiante, y para fortalecer el pilar de derechos humanos de la Organización. Acordamos nuevas formas de mejorar nuestra respuesta a las crisis globales y formas ampliadas de medir el progreso humano para que los seres humanos y el bienestar planetario no se pasen por alto». Y en el mismo artículo también se señala que «reafirmamos la carácter intergubernamental de las Naciones Unidas, comprometiéndose al mismo tiempo a garantizar que una amplia gama de actores, además de los Estados, contribuyen a los esfuerzos para abordar los desafíos globales».
Allí me parece que está el punto clave. Por un lado se sostiene que las Naciones Unidas cuentan con un carácter intergubernamental y por otro lado se nos dice que además de los Estados, otros actores, participarán en el abordaje de los desafíos globales. Sin dudas, en mi opinión, esos actores son las grandes coporaciones transnacionales.
¿Y la Agenda 2030 sería la excusa?
Evidentemente. El artículo 19 es claro: «Reafirmamos que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es nuestra hoja de ruta para lograr el desarrollo sostenible y superar las múltiples crisis que enfrentamos y que la Agenda 2030 proporciona un plan para satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras. Nos comprometemos a adoptar urgentemente medidas audaces, ambiciosas, aceleradas, justas y transformadoras para hacer realidad la Agenda 2030 y aplicar plenamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible».
El mismo concepto se va a aplicar en julio del 2025. Los artículos 137 y 138 son extremadamente claros.
137. Creemos que los acontecimientos recientes, en particular la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19), han expuesto las debilidades del sistema financiero global y las desigualdades que perpetúa, en la respuesta a las crisis. Estamos de acuerdo en que la reforma de la arquitectura financiera internacional es necesario tanto para proporcionar mayor estabilidad y acceso a la financiación, como para ofrecer servicios más completos, soluciones equitativas y sostenibles a los desafíos futuros.
138. Subrayamos el papel de las Naciones Unidas en la gobernanza económica global, respetando plenamente de los mecanismos y mandatos de gobernanza existentes independientes de las Naciones Unidas que presidir organizaciones y reglas específicas.
Es decir, si el papel de las Naciones Unidas en la gobernanza económica global tiene que ser subrayada, ¿acaso no va de la mano con un papel en la gobernanza política global?
En lo personal creo que sí.