De Cabo Polonio a Valizas caminando! Una experiencia preciosa en el verano uruguayo!

De Cabo Polonio a Valizas caminando! Una experiencia preciosa en el verano uruguayo!
De Cabo Polonio a Valizas caminando! Una experiencia preciosa en el verano uruguayo!

En esta semana de Carnaval de 2023 decidimos realizar un paseo pendiente que teníamos. De Cabo Polonio a Valizas caminando! En total recorrimos un trayecto de 12 quilómetros. Te contamos nuestra experiencia!

Llevar a cabo el recorrido de Cabo Polonio a Valizas caminando bien vale la pena (se puede hacer a caballo con un costo de 100 dólares). Es un paseo precioso que invita a disfrutar de un tramo de la costa uruguaya en el departamento de Rocha.

Desde hace tiempo tuvimos el interés de realizar esa caminata tan famosa en las tierras donde nace el sol. Habíamos escuchado a turistas y locales decir que la «odisea» de recorrer varias horas el tramo que une Cabo Polonio con Valizas tenía sus encantos particulares.

Sin dudas que estamos hablando de dos lugares preciosos de nuestro país y más cuando nos referimos a ellos en verano.

Hay un tema logístico que resolver si uno no se encuentra pernoctando en ninguno de los dos lugares. Si hacemos el recorrido largo (por la costa) puede llevarnos unas cuatro horas y el corto (por los médanos) unas dos horas. Aquí tenemos que considerar que los últimos camiones que salen de Cabo Polonio hacia la ruta 10 lo hacen hasta las 18 o 18:30 horas, lo cual representa un problema si uno viene desde Valizas para disfrutar el atardecer. En ese caso o se vuelve caminando o espera hasta el otro día.

La familia Moglia fue nuestra anfitriona!

Nosotros tuvimos el privilegio de contar con anfitriones de lujo! La familia Moglia nos facilitó todo el dispositivo logístico. Marcelo, nuestro tallerista de más confianza, Betiana, nuestra instructora de Zumba, su hijo Mateo, y Nelly, nos abrieron las puertas de su casa en Valizas para poder cumplir nuestro deseo, justo en el día del cumpleaños del abuelo Artigas, a quien le mandamos un saludo especial a través de estas líneas. ¡Felices 83 años!

Desde Valizas fuimos en auto a Cabo Polonio. Luego la familia Moglia nos esperaba a nuestro regreso.

Nos subimos al camión en la base de la ruta 10 de Cabo Polonio a las 14:30. En el trayecto nos encontramos con otro malvinense y su familia, el doctor Rodrigo Talamás. Llegamos al Cabo a las 15 y en ese preciso instante comenzamos la caminata hacia el Este.

Un baño y a caminar!

Justo en ese día soplaba un viento fuerte en contra y eso no nos hizo sentir mucho el calor. Obviamente que para un recorrido de esta naturaleza, expuestos a los rayos solares, hay que tomar diversas precauciones. El agua es fundamental. Nosotros llevamos dos litros y medio de líquido para dos personas. También algo para comer (unos ticholos por ejemplo) y por supuesto el indispensable gorro. Uno de nosotros llevó calzado deportivo, que en definitiva le resultó más cómodo para realizar toda la caminata.

Al ir dejando atrás el Cabo a la derecha teníamos toda la fuerza del mar y a la izquierda la inmensidad de las arenas rochenses.

Al cabo de un rato, y luego de ver aves picoteando peces muertos o lobos marinos, hay que elegir. O seguimos por la costa, unos 11 quilómetros según el experto de Mateo, o se corta camino por los médanos, unos 7 quilómetros de acuerdo a la sabiduría de Marcelo.

Todas las personas con las que hablamos nos recomendaron hacer el recorrido largo. Nelly nos sugirió a último momento seguir por la costa así que no dudamos, aunque cada tanto subíamos alguna duna para apreciar el paisaje desde arriba. Imponente.

La arena se eleva majestuosa entre Cabo Polonio y Valizas

Cada tanto aprovechábamos para darnos un baño. La mochila con cada paso se volvía más pesada cargada de agua y comida, pero el paisaje majestuoso hacía que valiera la pena cada centímetro.

El cansancio se comenzaba a sentir y también la arena sufrió cambios. Al principio estaba dura y luego, a mitad de la larga playa, los pies se hundían y el ritmo se enlentecía.

Cabo Polonio fue quedando atrás

Por supuesto que no estábamos solos. Varias personas se cruzaron en nuestro camino, parejas, grupos y solitarios que disfrutaban un de paseo memorable.

Al culminar el trayecto de la larga playa, unos 7 quilómetros, comienza un enjambre de rocas. El paisaje cambia y también nos maravilla. De la arena y el agua pasamos a la piedra solemne.

La zona de rocas es preciosa

Esta zona de rocas es preciosa. Invita a quedarse allí varios minutos para disfrutar del lugar y de las islitas de piedra que están enfrente (la isla Castillo Grande y la isla Seca).

Además el ánimo se renueva sabiendo que Valizas está más cerca. Estábamos ingresando al último tramo de la caminata.

Continuamos caminando por las rocas y allí se abrieron un par de playas pequeñas que por supuesto nos invitaron a darnos un nuevo baño.

Luego llegó el momento de elegir de nuevo. A continuábamos por la costa o subíamos un pequeño cerro por la arena.

El Cerro de la Buena Vista es uno de los lugares más concurridos de Valizas. Se eleva en un marco de arena sin igual, en un entorno casi desértico.

Para aquellos que nos gusta la Historia vale la pena recordar que en la base del cerro fue colocada uno de los mojones que delimitaron la primera frontera entre los imperios de España y Portugal hacia 1750.

La vista allí es espectacular y las rocas que se elevan son extremadamente singulares. Para nosotros que hemos recorrido varios lugares de nuestro país no hemos visto con este tamaño ni con este formato.

El cerro se eleva unos 57 metros sobre el nivel del mar y desde allí es sublime poner los ojos en la playa, las dos islas, la Laguna de Castillos, el Arroyo Valizas (que con esta sequía apenas corría como un hilo) y por supuesto, Cabo Polonio.

Vista desde el Cerro de la Buena Vista

Luego de apreciar una vista incomparable llegó el turno de seguir. Desde el cerro hasta Valizas es un trayecto de una media hora a cuarenta minutos, pero de una belleza exorbitante.

Bajamos a la primera playa. Tres botes de pescadores endulzaban el paisaje majestuoso de las dunas. Realmente un espacio maravilloso y que deslumbra al visitante desprevenido. Nos encantó.

Luego continuamos hasta llegar a la playa de Valizas. Avanzamos hasta el arroyo que lo cruzamos con su agua apenas llegando a los tobillos. Como dijimos antes, la sequía había hecho su trabajo.

Cuando el cauce del agua lo amerita hay que cruzar en bote o con el agua hasta el cuello.

Salimos desde Cabo Polonio a las 15 horas y cruzamos el arroyo de Valizas a las 19. La aplicación del celular nos indicaba que habíamos recorrido 12 quilómetros, que indudablemente valieron mucho la pena a pesar del cansancio.

Pocas horas después ya estábamos en Montevideo y con la noche oscura se veían las queridas arenas de nuestra Playa Honda, que siempre se extrañan cuando uno se aleja de ellas.

A disfrutar el trayecto de Cabo Polonio a Valizas caminando! Sin dudarlo!

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