El agua y los buitres, por Marcelo Marchese

El agua y los buitres, por Marcelo Marchese
El agua y los buitres, por Marcelo Marchese

La noticia central de la jornada de ayer fue la sentencia del juez Alejandro Recarey quien ordenó a OSE a no suscribir el contrato con el consorcio Aguas de Montevideo, frenando entonces el conocido Proyecto Neptuno. Marcelo Marchese nos brinda su mirada aguda en esta nueva columna de opinión: El agua y los buitres

EL AGUA Y LOS BUITRES, por Marcelo Marchese

Justo cuando sufrimos el evento del agua salada en medio País, se anunció con bombos y platillos el Proyecto Neptuno que abastecería de agua a Montevideo cuando el Santa Lucía se encuentre exhausto.

Este proyecto estaría en manos del capital extranjero, y a nosotros, nos costará fortunas, como suele ocurrir en estos casos. Ellos se quedan con los beneficios, y nosotros, con nuestras disparatadas tarifas, pagaremos la fiesta de la trasnacional.

Al Santa Lucía le secuestran el agua 580 embalses privados para riego, lo que significa que al menor signo de sequía, no llega el agua al lugar de bombeo.

El proyecto Neptuno significa sacar agua del río de la Plata, procesarla de alguna manera desconocida y entregarla a la OSE para que la distribuya.

La Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida y el colectivo Tucu Tucu de Arazatí, representados por el Doctor Juan Ceretta, reclamaron ante la justicia, que resolvió en primera instancia detener el proyecto pues se han violado tres principios:

1- No hay transparencia en cuanto a los costos.

2- El Estado debe garantizar la entrega a la población de un agua de calidad, cosa que resulta muy dudosa en este caso.

3- Y fundamental, no se puede privatizar el servicio del agua: debe estar a cargo del Estado.

Si la sentencia prospera se irá a un juicio a fondo, pero el Tribunal de Apelaciones puede anularla o ratificarla.

El juez que atiende en la causa, Alejandro Recarey, actuó conforme a la Constitución, lo que significa un mensaje de alivio, pero lo llamativo es que uno deba alegrarse cuando un funcionario público cumpla con su deber. Que se cumpla con el deber, pese a quien pese, debería ser la norma, no la excepción.

Mientras esto se dirime en la justicia, con las presiones que uno debe imaginar, los ciudadanos, que en definitiva, somos el soberano, debemos llamarnos a una profunda reflexión, ya que se le entrega el agua a UPM, a Montes del Plata, al hidrógeno verde, a Google, a quienes la embalsan y a Neptuno, mientras comienza a cotizar en bolsa en el norte.

Nuestro País se encuentra sobre una inmensa riqueza que ya le ha dado en las narices a los buitres. Ha comenzado la guerra del agua.

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