El Anillo de Salomón, enseñanzas de Luis Albornoz
El Anillo de Salomón siempre estuvo rodeado de un aura de misterio y misticismo. En esta oportunidad Luis Albornoz nos enseña una mirada singular sobre el preciado anillo bíblico
El Anillo de Salomón.
Como primera tarea de nuestra Teoría General de la Mala Suerte, resolvimos abordar los relatos del libro del Génesis. Como todos saben, el relato de los Capítulos 2-3 (el antropológico) es mucho más antiguo (alrededor de unos 400 años), que el relato del Capítulo 1 (el cosmológico). Como todos saben también, allí se relata que todos los frutos del Paraíso estaban disponibles, salvo los frutos del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Y que la incitación a comerlos (y por tanto, el origen de todos nuestras desgracias), provino y en este orden, de la serpiente a la mujer, de la mujer al hombre y desde allí, a todos nosotros sin excepción.
Pero los mitos, aparte de lo que señalan simbólicamente, dicen mucho del contexto en el que fueron redactados, o por lo menos, como parece ser el caso, del contexto en que fueron recogidos y reconstruidos. Y dicho contexto de reconstrucción y redacción final, como se ha demostrado largamente por los exégetas, era el reinado de Salomón, hijo de David (en el siglo X a.C). Sin que el compilador bíblico lo haya dicho expresamente, esto se infiere de lo que consta en las mismas Escrituras (en el Primer Libro de los Reyes y en el Segundo Libro de las Crónicas). El Rey Salomón construyó un gran imperio, que se extendía desde la frontera con Egipto hasta el río Éufrates en Mesopotamia. Se le atribuye la construcción del Templo de Jerusalén y ser el portador de una gran sabiduría (la sabiduría “salomónica”, precisamente), que incluía fallos judiciales, como que en el caso que dos mujeres litigasen por la maternidad y propiedad del mismo niño, proponer cortar al niño por la mitad y entregar una mitad a cada una de las señoras.
Pero el asunto que es de particular interés, por su relación con nuestra “Teoría General de la Mala Suerte”, fue su relación con una mujer en particular, que resultó ser la preferida del harén, la Reina de Saba (territorio ubicado en el actual Yemen). Como dato anecdótico, las actuales tradiciones de Etiopía, remontan su linaje a un tal Menelik I, quien sería supuestamente, hijo del Rey Salomón y de la Reina de Saba. Se dice que esta Reina, era poseedora de una gran sabiduría esotérica y de innumerables prácticas mágicas. Esta Reina le habría obsequiado un anillo mágico, conocido en las tradiciones esotéricas medievales como “el anillo de Salomón”, que le habría permitido entre otras proezas, construir el Templo de Jerusalén con unas medidas y proporciones, que condensaban toda la sabiduría esotérica antigua y practicar la alquimia, es decir, la transmutación de los metales.
La cuestión es, que por su relación con dicha reina, parece que Salomón se fue apartando de la Tradición del Sinaí, heredada de Moisés y pretendía otro tipo de sabiduría, que incluía el conocimiento de la Ciencia del Bien y del Mal, por fuera de los cánones establecido en las Tablas de la Ley (popularmente conocidas, como “los diez mandamientos”). Esto, como era de esperar, provocó la indignación popular, que como suele pasar en estos casos, se fue expresando en una multitud de relatos orales, con críticas a la conducta del Rey, relatos que finalmente, se condensaron en el relato de los mencionados Capítulos 2 y 3. Donde como todos saben, se dice expresamente, que ese fue el origen de que a la Mujer Original se le castigase con “parirás a tus hijos con dolor” y al Hombre Original con “conseguirás el pan con el sudor de tu rostro”. Es decir, la primera y gravosa, división del trabajo, que lamentablemente, perdura hasta el día de hoy.