El arroyo Malvín, escrito por Héctor López en la revista La Hoja

El arroyo Malvín, escrito por Héctor López en la revista La Hoja
El arroyo Malvín, escrito por Héctor López en la revista La Hoja

Una vez más la revista La Hoja de nuestro Centro Comunal nos regala un artículo precioso. Héctor López nos cuenta sobre el arroyo Malvín. Realmente una historia que algunos no conocíamos

Aquí le dejamos el artículo sobre el arroyo Malvín publicado en la revista La Hoja. Nuestra historia de fiesta!

Cada vez son menos los que recuerdan verle, en aquellos veraniegos días, donde el sol no dolía; atravesando lánguidamente la arena de la Mansa de Malvín. O con su caudal henchido en días de tormenta, buscar el mar, abriendo impetuoso una ancha brecha en la playa.

Menos aún, los que vagando sobre su iridiscente correntada, se dejaron mimar los pies por sus aún limpias aguas. De hecho difícilmente esté presente en la memoria, de los actuales habitantes o visitantes de nuestra costa, que nunca le vieron en la playa llegando al mar. Sin embargo, sin que muchos lo sepan, algo más lejos y gracias a una importante obra de ingeniería, el arroyo
llega al mar, en la Punta Gomensoro de Malvín.

El arroyo Malvín en lejanas épocas, se unía amablemente al paisaje de su cuenca, aportando abundante flora y fauna a las áreas vecinas a su cauce, donde según crónicas de aquellos años, se podía pescar y bañar. Pero un desconsiderado uso de su entorno, sumado al desarrollo industrial y el crecimiento de asentamientos, contaminaron su cauce a punto tal, que se convirtió en un peligro para la playa. Fue entonces que en la década del 50 del pasado siglo, se le entubó desde la Av. Estanislao López hasta la Punta Gomensoro.

Demostrando poca valoración de la cuenca del arroyo y como si él fuera el culpable de la contaminación de sus aguas, se lo confinó en el triple ducto que corre bajo Concepción del Uruguay hasta la costa.

Una obra muy costosa por su tamaño y la nada despreciable distancia a recorrer. Para esquivar la playa, el ducto antes de llegar a la Rambla, inicia una curva que lo ubica casi paralelo a ella. De esa manera parcialmente oculto por la arena, avanza hacia el oeste y pasando en parte bajo las
instalaciones del Club ACAL, llega hasta las rocas de la Punta Gomensoro.

Durante muchos años el Arroyo Malvín, evadiendo los hierros de la reja final, llegaba a su destino, abandonando definitivamente la arena de la Mansa.

La construcción de la Rambla en el año 1918, dio lugar a la realización del puente que salvaba, el cauce del arroyo Malvín.

La curva que efectúa el ducto que encierra el arroyo, hizo innecesaria la función del puente como tal. Por lo cual se decidió utilizar su inútil estructura, para tener un cruce seguro por debajo de la Rambla. Para facilitar el acceso al mismo, se construyeron escaleras y ajardinados adecuados.

Pero al igual que el Arroyo Malvín, este pasaje y su acceso, también desapareció de la vista. En su caso afectado indirectamente, por la posterior construcción del ducto del Interceptor Costero zona Este, de la red de saneamiento.

Este ducto que lleva las aguas residuales desde Punta Gorda hasta Punta Carretas pasa a la altura de Concepción del Uruguay bajo la acera de la Rambla.

Eso produjo el bloqueo del pasaje y por lo tanto este y el acceso realizado quedaron bajo tierra.
En el muro de la acera sur de la Rambla aún existe el parapeto original del puente.

La directa interacción del Interceptor costero, con el Arroyo Malvín, empieza un poco más adelante, porque dejando atrás Concepción Del Uruguay, el ducto del Interceptor Costero, pasa sobre el ducto del Arroyo Malvín, provocando el inusual cruce de dos corrientes de agua sin mezclarse.

Si bien en la Punta Gomensoro, el Interceptor Costero sigue de largo, prácticamente ocultos desde la Rambla, por la fronda que les rodea, deja instalados una planta de bombeo y dos desagües para descargar la sobrecarga del interceptor, en tiempos muy lluviosos. Uno
largo que va directo al mar y otro que descarga al lado de la salida original del arroyo Malvín. Decimos salida original, porque actualmente con el Interceptor construido, la escasa agua que
llega en su estiaje, va dar a un pozo, de donde se la extrae, para introducirla en el interceptor costero, para que en compañía de las aguas servidas que este trae, llegue finalmente al mar allende Punta Carretas.

Cuando se mira el sucio y barroso canal, cerrado al mar por una barrera, que hoy debe recorrer la maltratada agua del arroyo y su humillante final en el interceptor, es difícil asociarla a la imagen de ese mismo arroyo cruzando la arena de la playa, integrado al paisaje del que formaba parte.

Se impone el asombro ante tamaña falta de respeto a la naturaleza.

Por Héctor López Tito, Revista La Hoja, abril 2021

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