El miedo al Coronavirus y la doble moral

El miedo al Coronavirus y la doble moral
El miedo al Coronavirus y la doble moral

No sólo la pandemia nos causa daño. Hay algo más que estamos empezando a detectar y constatar en nosotros mismos. El miedo al Coronavirus y la doble moral nos afecta más que la fiebre, la tos o la neumonía

«El que esté libre de pecado que tire la primera piedra», es una frase que todavía no hemos comprendido en su verdadera dimensión. Hoy quiero referirme a un tema que, si bien lo esperaba, lo pude constatar esta misma tarde: el miedo al coronavirus y la doble moral.

Los que han seguido hasta aquí mi columna de opinión acerca de toda la situación generada por el Coronavirus saben que vengo desarrollando una mirada crítica a esta pandemia. De hecho, en medio del aislamiento, se me dio por reunir las diferentes columnas y armar un librillo digital para subir a Amazon a los efectos de difundir más la idea de que hay algo más detrás de todo esto. Pero curiosamente Amazon me comunicó que había decidido bloquear el libro porque no compartía el contenido. Evidentemente es una empresa que se ha beneficiado a gran escala por la situación actual, pero nunca me esperé que censurara un librillo digital de un profesor uruguayo que muestra una opinión «descabellada» de lo que estamos viviendo. Sin embargo fue lo que pasó, un mail en español y otro en inglés me comunicaron la determinación. Por supuesto no me quedé allí y lo subí a otra plataforma (si lo desean pueden adquirirlo sin costo en el siguiente enlace -poner 0 en el precio y listo-). Pero tras salir a despejarme al jardín de casa un suceso me generó mayor molestia. Al menos por un largo rato hasta que pude reflexionarlo un poco.

La implementación de una Doctrina del Shock no es nueva en el mundo. Se viene desarrollando intencionalmente desde la Crisis del 29. La idea es provocar o aprovechar situaciones de pánico para impulsar medidas que beneficien a determinados sectores. Ya nos hemos referido anteriormente quiénes se benefician con esta situación de pandemia.

Sin embargo, tenemos que empezar a comprender cómo nos perjudicamos la mayoría, y no sólo en la salud o en la economía.

Un paisaje de miedo muchas veces nos lleva a sacar lo peor de nosotros. Al salir al jardín una vecina estaba paseando a su perro, cuando pasa un auto y el acompañante le grita «¡egoísta, quedate en tu casa que vas a contagiar a alguien!».

Evidentemente aquí vemos cómo opera el miedo al coronavirus y la doble moral. Por qué?

En un estado de histeria colectiva o de miedo colectivo, se desarrollan procesos psicológicos singulares. Consciente o inconscientemente estamos desarrollando en nuestra mente lo que los psicólogos llaman «creencia irracional», en este caso un ranking de muerte. Y en este ranking de muerte lo principal es evitar morir por el Coronavirus. Pero y el resto de los fallecimientos?

Una persona que saca a pasear el perro o que sale a caminar sola por la rambla es una egoísta o insensible o poco solidaria. La criticamos, la juzgamos de alguna manera, incluso gritándole o haciéndole gestos desde el auto.

Pero acaso esa persona que está utilizando el auto como medio de transporte está siendo solidaria?

En 2018 hubo 528 fallecidos por accidente de tránsito en Uruguay, 422 en el 2019, 1 millón 300 mil en el mundo. Si fuéramos tan solidarios y sensibles a las muertes, por qué no prohibimos el uso de los autos particulares y usamos únicamente el transporte colectivo? De esa manera se salvarían cerca de 500 uruguayos por año y más de 1 millón de personas en todo el mundo. En 10 años 5 mil uruguayos seguirían vivos y más de 13 millones de personas en la Tierra también. No vale tomar medidas de aislamiento vehicular como lo hacemos con el Coronavirus?

Uno podría criticar y decir «no es lo mismo». No es lo mismo? Es un fallecimiento como el que podría provocar el Coronavirus. Pero hoy, en nuestro ranking de muerte es más importante evitar el virus que un fallecimiento por accidente de tránsito. Moralmente juzgamos a una persona que saca el perro a la calle por temor a ser contagiados, pero por qué no juzgamos cada vez que subimos a un auto? Acaso esos 500 uruguayos que mueren cada año no merecían seguir viviendo?

Mientras tanto, como bien dijo alguien en un mensaje, vemos a repartidores (delivery) con tapabocas y sin cascos.

Sigamos reflexionando. En el mundo 3 millones de muertes al año están vinculadas al alcohol. Uruguay es, de lejos, el país de América, donde más alcohol se consume, con 10,8 litros per cápita, seguido por Argentina y Estados Unidos, ambos con 9,8. y de Chile, con 9,3. No hay datos precisos por las muertes provocadas por el alcohol en nuestro país, pero ya que algunos de nosotros tenemos la moral tan alta ante una persona que saca el perro a pasear, por qué no la tenemos a la hora de beber alcohol? Vamos a prohibirlo también para evitar fallecimientos? «Pero no es lo mismo» me podrías decir. No es lo mismo una muerte por Coronavirus que por alcohol? Otra vez el miedo nos pone como prioridad evitar morir por el virus que por otra circunstancia. Creencia irracional.

Unas 10 mil personas mueren por año en Uruguay a causa de enfermedades cardiovasculares. Entre las causas principales está el colesterol y lo que comemos. Ya que estamos tan sensibles por la salud de todos, vamos a prohibir la compra de asado, dulce de leche, chorizo y morcilla (catalogados en la categoría 2 B por la Organización Mundial de la Salud por su potencial cancerígeno), azúcar, manteca, torta fritas, etc, etc. Ya que estamos tan preocupados por evitar muertes, evitemos comprar los productos que nos hacen daño a las arterias y otros órganos. Pero lo hacemos? Podríamos evitar 10 mil muertes por año. Capaz que algún uruguayo se vuelve inmortal y todo! Sin embargo allí nuestra moral se desploma, no existe, al igual que nuestra sensibilidad: «de algo hay que morirse», pero no por Coronavirus!

En Italia el virus alcanzó las 7 mil muertes. Según los últimos datos de OMS publicados el año pasado, los fallecimientos causados por enfermedad coronaria en Italia supera los 100 mil habitantes. Y nuestra sensibilidad? Nuestra solidaridad? Ni nos enteramos y tampoco nos importó hasta ahora que tenemos el virus por delante.

En Uruguay se produjeron 705 suicidios en el 2019. Cada 11 horas un uruguayo decide matarse y en el 70 % de los casos es un adulto mayor. En el mundo cada 40 segundos una persona se quita la vida. Hoy por el Coronavirus estamos preocupados por nuestros abuelos o tíos, y está perfecto, pero por año 500 ancianos deciden matarse porque se sienten solos. Ya que estamos moralmente atentos, por qué no obligamos a hijos y nietos a comer todos los días con sus padres y abuelos para contenerlos? Son 700 muertes evitables. Qué medidas tomamos para que no ocurran? Cómo los protegemos año a año? Pero lo más importante es que no mueran por el Coronavirus, si mueren por otra cosa es «natural», parece.

En el momento en que estoy redactando esta columna el gobierno anuncia cuarentena obligatoria para mayores de 65 años, entre otras medidas, y exhorta al resto a permanecer en casa. «De la conducta de cada uno depende la salud de todos», afirmó Delgado, secretario de la presidencia.

Y es verdad.

Pero acaso esa consigna no corresponde también para los accidentes de tránsito, para las muertes provocadas por el alcohol y el tabaco, para las enfermedades cardiovasculares, y para los que deciden quitarse la vida?

El miedo al Coronavirus y la doble moral en la que estamos no nos permiten dimensionar todo el espectro de salud que tenemos los uruguayos. El enfoque está puesto en el miedo a ser contagiados por un virus, dejando de lado al resto de los factores de riesgo como lo hemos hecho hasta ahora.

Hoy aplaudimos a los médicos en las noches y les enviamos almuerzos y cenas de agradecimiento. Pero cuando nos dicen que nos alimentemos sano y hagamos deporte, muchos nos olvidamos de sus consejos. Ahora les pedimos que nos salven del virus.

Hoy somos sensibles y solidarios a los efectos provocados por el Coronavirus, pero no lo somos, en líneas generales, por el anciano que piensa en quitarse la vida, o por el que abusa en el consumo de alcohol o por aquel que se alimenta de manera incorrecta deteriorando su salud diariamente.

Hay 300 mil uruguayos que padecen depresión, ¿y cómo los ayudamos? ¿Qué hacemos día a día para que puedan salir de ese estado? Seguramente, salvo excepciones, obvio, hacemos poco. Pero hoy, por un virus, somos sensibles y solidarios.

Nunca nos preocupamos por los 3 millones de muertos recién nacidos que hay en el mundo cada año a causa de la neumonía. A dónde se fue nuestra sensibilidad y solidaridad en 1990 o en el 2000, en el 2010? Ahora en el 2020 nos llenamos de solidaridad por la salud de los demás. O es solo miedo por lo que me pase y lo que le pueda pasar a mi familia por un virus que no sé cómo controlar?

En 1985 cada 2500 nacimientos 1 presentaba algún nivel de autismo en el mundo, hoy cada 59 nacimientos y sigue subiendo!!! Salimos a aplaudir y a cacerolear para que se tomen medidas sobre este tema? Porque esto sí está resultando imparable y nadie dice nada ni por qué. Qué investigaciones se han hecho al respecto? Será coincidencia que el aumento exponencial del autismo vaya de la mano con la expansión de la cobertura de los celulares? Cada vez que pasamos de una banda a otra (de las 2 G a las 2.5 G, luego de las 3 G a la 4 G y ahora se pretende instalar la 5 G), los casos de autismo aumentaron. Dónde está la alarma pública para que se investigue seriamente e independientemente si existe un vínculo o no? En caso que se confirme ese vínculo, ya que estamos muy preocupados por la salud de todos, vamos a dejar de usar nuestros celulares para evitar el autismo? Vamos a dejar de lado el Facebook, Twitter, Whatsapp, Youtube e Instagram para impedir que nuestros hijos y nietos presenten algún nivel de TEA en el futuro? O sólo nos va a importar nuestro entretenimiento?

Somos sensibles y solidarios por el miedo a ver la infección de cerca, cara a cara, por el miedo que nos provocan las imágenes de ataúdes en Italia o el pánico generado en España. Y desde ese lugar nos sentimos con el derecho de criticar al otro, al que se sale de la norma establecida socialmente. Lo juzgamos, lo cuestionamos, lo insultamos, lo violentamos.

Como se dijo más arriba: «El que esté libre de pecado que tire la primera piedra».

Estamos viviendo una situación única. Es la primera pandemia que se vive en vivo y el pánico se multiplicó. Pero más allá de colocar todo el foco en ella (también es cierto que debemos cuidarnos), no sería conveniente aprovechar lo que está pasando para entender la salud física y mental de todos los uruguayos de una manera verdaderamente integral? Qué va a pasar cuando se disipe el riesgo del Coronavirus? Vamos a volver a lo mismo? Allí nos olvidaremos de la muerte y la naturalizaremos como hasta ahora?

Es un buen momento para buscar otro camino más sano para todos en lugar de enfocarnos en el miedo al Coronavirus y desarrollar un doble moral que nos hace mucho más daño que un virus.

La sensibilidad y solidaridad no solo se tejen en momentos críticos, sino cada día y en todo momento. Eso nos merecemos como seres humanos que somos.

Profesor Rafael Suárez

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