Más deuda y menos campo, por Estoicus
Más deuda y menos campo, es la nueva presentación de Estoicus. En este artículo se aborda un tema complejo y urgente: las medidas que está tomando el gobierno y que acompañan los intereses de las corporaciones transnacionales
Más deuda y menos campo
El 14 de abril, salió una comunicación del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) [1] sobre la visita de la ministra Azucena Arbeleche a la capital estadounidense, donde participó de reuniones y actividades en el marco de las «reuniones de primavera del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)».
En una de las conferencias, la ministra «destacó la labor de Uruguay en la internalización de los lineamientos contra el cambio climático en la política económica y el impulso a innovación financiera en las finanzas climáticas a nivel internacional, tanto en los mercados de deuda como en préstamos multilaterales».
El pasado domingo, el diario El País [2] publica una noticia donde describe que «el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) a través de la ministra Azucena Arbeleche está estudiando un nuevo instrumento de préstamo con el Banco Mundial (BM), el cual estará vinculado al cumplimiento de objetivos relacionados con el cambio climático y la conservación de la naturaleza.»
El préstamo que están estudiando está vinculado a 2 objetivos concretos: la reducción de la intensidad de las emisiones de metano del ganado, y la preservación de los bosques nativos.
Luego continúa describiendo una serie de beneficios sobre los incentivos financieros relacionados con estos objetivos. Pero quiero detenerme en los objetivos.
La idea parece muy sensata, por un lado poder tener una reducción en los intereses mientras trabajamos en mejorar el cambio climático. Nadie en su sano juicio puede oponerse a que debemos asumir compromisos relacionados con el medio ambiente y la naturaleza.
Sin embargo, en un país donde el principal rubro de exportación es la ganadería, que nos comprometamos a reducir las emisiones producidas por el ganado resulta al menos contradictorio. Quizás Azucena tiene pensado mecanismos innovadores para lograr que el ganado no respire (el metano lo liberan a través de eructos). ¿Cómo pretende Azucena cumplir con las metas que plantea? Desincentivar a los productores ganaderos con más impuestos es su solución? Ya tomamos decisiones basadas en La Ciencia con un costo social y económico que solo benefició a unos pocos y afectó a millones. Lo realizaremos nuevamente con el nuevo kiosco político de la agenda del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés)?
Resulta ingenuo pensar que las ideas que plantea la ministra frente al órgano que le prestará dinero, no estén alineadas con la agenda que ellos mismos exigen. Así nos pasó cuando nos prestaron cantidades ingentes de dinero para apalear la crisis del Covid. O piensa usted que con dicho préstamo no hubo exigencias? Le parece que el dinero que nos prestaron lo podíamos usar a nuestro antojo? Bueno, mucho no sabemos porque todo se hizo a la velocidad de «La Ciencia», pero le cuento que las medidas que se tomaron en Uruguay fueron idénticas en la gran mayoría de los países del mundo.
Y nada tiene de innovador el instrumento planteado por la ministra que pretende mostrar al país como pionero en políticas ambientales, cuando los objetivos van en contra de intereses de trabajadores de la industria cárnica, los ganaderos, los tamberos, y toda la industria afín.
Estos burócratas nos están hundiendo lentamente a más deuda a cambio de nuestro propio suicidio, con el argumento de otro consenso científico, el cambio climático antropogénico [3]. Y nuevamente, la retórica se respalda con La Ciencia (lo pongo en mayúsculas porque es más bien un culto financiado por grandes corporaciones con intereses particulares). El problema es que La Ciencia está cada vez más cooptada por quienes la financian. Y por lo tanto el escepticismo no tiene cabida y aún menos financiación para la investigación independiente. Los medios de comunicación financiados por estas corporaciones tampoco nos mostraran la otra cara de la moneda del cambio climático. Y nos quedaremos con la idea de que unos pocos locos quieren destruir el planeta con sus ideas contrarias al consenso científico a pesar de que existen muchos científicos que se han pronunciado, aunque obviamente con poca repercusión [4]. Nos vienen diciendo desde 1989 que los mares subirán debido al derretimiento de los polos [5], y que en el 2000 varias naciones serían borradas del mapa. Todo este cuento lo desmintió la historia reciente [6], sin embargo, seguimos teniendo a los mismos «expertos» con el mismo cuento, y les seguimos creyendo.
La nueva moda y cuento de pánico de los climatólogos son las emisiones de CO2 y gas metano, este último con un chivo expiatorio particular, la vacas [7]. Las mismas vacas que proveen de proteína de alta calidad, que la industria de la carne sintética [8] puede reemplazar así como también podrá ser reemplazada por insectos [9], para lo cual el lobby ya viene trabajando en la vecina orilla [10].
Lo cierto es que la ministra lo que está haciendo es seguir el libreto que le marcan los organismos internacionales. A cambio obtiene popularidad, prensa, reconocimiento internacional.
No se puede esperar más nada de nuestros gobernantes, aparte de más impuestos y menos libertades. Si el productor ganadero, las sociedades agropecuarias y la cadena alimentaria no levantan la voz con esto, muy pronto será demasiado tarde.
Referencias:
[2] – El Ministerio de Economía y Finanzas explora un préstamo innovador con el Banco Mundial – 26/04/2023
[4] – There is no climate emergency – 27/06/2022
[6] – The Real Inconvenient Truth: Arctic Sea Ice Has Grown Since 2012 – 01/09/2022
[7] – Comer menos carne para salvar el planeta – 07/11/2016
[9] – Why we need to give insects the role they deserve in our food systems – 12/07/2021
[10] – Realizan un primer encuentro nacional sobre insectos para consumo humano y animal – 17/04/2023