Uruguay Ecuador 2015: crónica de Martín Garbarino
El camarógrafo de Tenfield Martín Garbarino @tinchogarba, quien nos relatara magistralmente la crónica del encuentro con Bolivia nos trae en esta oportunidad todo lo acontecido en el vuelo y el partido de Uruguay Ecuador 2015.
«Nos «Quito» más que el invicto»
Llegó mi segunda convocatoria para la celeste, es que como ya conté en la crónica anterior, la de Bolivia había sido mi primera experiencia cubriendo a la selección mayor y ésta era una nueva oportunidad que no quería desperdiciar.
Es que casi sin darse cuenta, uno va viviendo momentos, instantes, hechos, que luego cuando se piensan, pasan a ser un gran e imborrable recuerdo.
Y así fue que me encontré nuevamente en el aeropuerto de Carrasco, junto a mis compañeros de Tenfield esperábamos para embarcar y realizar desde ese mismo momento las notas para los informativos y programas de VTV.
Ya al pasar la revisión de seguridad, viví esa primera experiencia de viaje, a mi lado haciendo la cola, estaba el “Nico” Lodeiro. Igual que como juega, callado casi desapercibido, pero cuando aparece marca ese “que se yo” diferente. Para quién leyó la primera crónica (“La Paz fue Celeste”) se acordarán que en aquella ocasión le di a los jugadores una camiseta de mi sobrino para que la firmaran, y fue Lodeiro quién me la devolvió luego del partido contra Colombia. Por lo que “cierta” confianza sentía para poder hablarle, y así fue, abrí la boca sin saber que le iba a decir y lo primero que me salió fue: “venís de Argentina?” y ahí comenzó una charla corta, pero por corta que fue no dejó de ser increíble para mi.
Ahí estaba yo, con mi cámara al hombro, pasaporte en mano dialogando con un indiscutido de la selección, campeón con Boca, como si se tratara de alguien más… Es cierto que todos somos iguales, pero tanto vos que estás leyendo cómo yo, sabemos que la magnitud que toman, los hacen diferentes al resto. Es que todos queremos ser ellos, vestir esa camiseta, sentir el orgullo y la responsabilidad de defender al país. Ellos no sólo lo hacen sino que sumado a todo eso, siguen teniendo esa humildad y respeto que hacen que poco antes de tomar un vuelo para un partido de eliminatoria, sean capaces de tener una charla con vos y hacerte sentir muy cómodo.
Al llegar al avión la primera imagen y sensación rara de todas, el chárter era Chileno… No dejaba de llamar la atención ya que pocos días después íbamos a ser rivales y no hace mucho fue el episodio que dejó a Cavani y al Maestro varios partidos fuera de la eliminatoria. Pero bueno, no dejaba de ser llamativo y aún no sabíamos todo lo que vendría…
Una vez en Guayaquil llegamos al hotel Sheraton de esa ciudad, el piso 6 para los celestes y nosotros en el cuarto. Distinto a lo de Bolivia dónde era un complejo de solo dos pisos, esto hacía más difícil poder cruzarse tan seguido con los jugadores, rara vez en el lobby cuando iban a desayunar, almorzar o cenar.
Los 8 que viajaron desde Montevideo fueron a entrenar y luego en la noche llegaron los de Europa, México y Brasil.
El Cacha y el Tata recién llegados se tomaron la molestia de posar para la foto que les pedí, y a la foto se sumó el Cocinero Aldo Cauteruccio. Los tres hacían chistes, se divertían, parecía esa imagen de cada asado familiar o de reencuentro de amigos. Nada de distintivos ni de jerarquías, el famoso llamado proceso es en éstos momentos donde yo lo veo. Porque jugar se puede jugar bien o mal, a veces entra y a veces no, pero un grupo humano como éste no se logra de la nada.
Al tercer día si, entrenamiento con todos. Puertas cerradas como suele pasar, a la tarde rumores de los 11 titulares al igual que siempre y al igual que en Bolivia, sólo que ésta vez no se hablaba de la altura, como sí pasaba hace un mes atrás.
Y así llegó el jueves, el día del partido. 9:00 de la mañana despegamos en ese avión chileno rumbo a Quito y sus 2600mts de altura, por suerte varias horas antes del comienzo del partido, no como en La Paz que fuimos directo al estadio. Es que si así hubiera sido la celeste seguramente no hubiera llegado al partido.
No iban más de 15 minutos desde que habíamos despegado cuando la voz del piloto anunció: “debido al mal cierre de una de las puertas de la bodega debemos volver a Guayaquil ya que podemos sufrir despresurización”…
El silencio que no fueron más de 2 segundos fue letal, es que las palabras “puerta abierta” y “despresurización” invadieron el habitáculo del avión. Enseguida el silencio se volvió murmullo y duda, es que todos queríamos saber si no era algo que pudiera ponernos en riesgo y luego de despejar esa duda saber si daban los tiempos para llegar al partido.
Todos de pie, preguntando, algunos filmando otros como yo sacando fotos, el partido ya se empezaba a jugar…
Nuevamente despegue, los nervios y los 34 grados de Guayaquil jugaban su parte. Ésta vez sí, todo en orden aparentemente, y las primeras dudas sobre los chilenos ya empezaban a rondar. No faltó el que dijo: “esto seguro es un complot, está arreglado” Es que para alguien que escribiera un guión de una novela, para un partido como el de Uruguay vs Chile, es ideal y más aún con lo que luego sucedería…
Luego de 45 minutos estábamos llegando a Quito, y eso se hacía notar en los paisajes, el volcán Cotopaxi asomaba por encima de las nubes que cubrían la ciudad. Imagen única, esas que al verlas te impactan y te dejan mudo… La ciudad rodeada de montañas, definitivamente en Quito también hay altura y en el partido se iba a notar…
El entorno al Atahualpa de Quito era una fiebre amarilla, roja y azul. Las banderas, las caras pintadas, cornetas, ruido, todo te hacía sentir que éramos visitantes.
Caminando hacia el estadio, me crucé con una especie de “brujo” por llamarlo de alguna manera, su vestimenta, su maquillaje, su barba y adornos lo hacían muy peculiar, me llamó mucho la atención y definitivamente era pájaro de mal agüero…
Ya en el estadio, tomé mi ubicación casi sobre el córner de América y Colombes referenciando al Estadio Centenario… Allí en la boca del túnel que llevaba al vestuario celeste observé el calentamiento y me detuve en Guillermo Revetria. Ésta vez no me asombré de ver a Cavani, Godín, etc, calentar, mi foco fue hacia Guillermo, eslabón fundamental en éste grupo que es la selección.
Él junto al resto de sus compañeros preparan todo para que cuando lleguen los futbolistas, tengan todo en perfectas condiciones. Se los ve siempre con una sonrisa, metiéndole cómo si estuvieran dentro de la cancha, cargan y descargan, y vuelven a cargar. Pero su pasión se nota, y ese trabajo y esa dedicación es retribuido siempre por los jugadores, que no dejan oportunidad para abrazarlos o bromear o tomarse un mate en tiempos de descanso. Es un equipo todo, de pies a cabeza…
La hora del partido se acercaba y a la cancha la celeste, con Cavani volviendo, esperando que sea de esas tardes de victoria. Pero a lo lejos apareció él, el “brujo” como lo bauticé, no me daba confianza ese “macaco” en la cabeza…
Partido raro, como al final terminó siendo todo el viaje, hasta un dron cayó cerca de Muslera…
Algunas jugadas aisladas de Ecuador y gol… Caicedo, la red y el estadio estalló, 1 a 0. Dejo el análisis para los que saben, pero parecía que la altura de Quito fuera más que la de La Paz, la realidad era que a la altura Ecuador le agregaba fútbol.
Ya el segundo tiempo nos ilusionó, Uruguay quería, se parecía al de las 2 primeras fechas.
El gol de Cavani
Tiro libre, y la mirada de “il matador”, que parecía estar a la acecho. Y así fue, frentazo y goooooolllll, Quito mudo… Y la siguiente jugada…. Uffffff palo!!! Con el “Chelo”, mi compañero de Tenfield, lo llegamos a gritar, es que estaba adentro, pero nos quedamos en el casi…
Luego el 2-1 y el partido que se fue, con calentura por parte de los jugadores e impotencia porque pareció que nos podíamos traer por lo menos un punto…
Vestuario callado, alguna puteada al pasar de impotencia y calentura, no más…
Hasta ahí el partido, pero para mí quedaba increíblemente lo mejor. Es que esperando para abordar el avión hacia Montevideo, las cosas del destino hicieron que tenga que ir a revisar mi equipaje ya despachado junto con Guillermo (el utilero celeste), lo que hizo que me demore en tomar el vuelo.
Nervioso por no poder abordar junto con el resto de mis compañeros volví a sala del aeropuerto y para mi sorpresa, los jugadores esperaban para abordar. Abordé junto a ellos, tomé el bus que va desde la puerta de acceso hasta el avión sentado junto al Mono Pereira, los miraba sin entender que hacía yo sentado ahí.
Todos en silencio, se notaba la amargura que para mi no era tal, es que son esas experiencias únicas que para ellos no significan nada pero para mí son todo.
Estás de una forma u otra siendo parte de ese momento, ya sea de alegrías o tristezas pero te sentís parte de ese pedacito de historia y esa es una sensación inexplicable…
Despegamos y la vuelta a Montevideo parecía llegar, pero esas cosas de la vida hicieron que ese vuelo otra vez tuviera que volver a suelo ecuatoriano y allí esperar 3 horas en el aeropuerto arriba del avión.
El rumor de “complot” resurgió y con fuerza, es que parecía mentira que el vuelo chileno nos hiciera retrasar tanto. Yo pensaba en el cansancio de los jugadores, en su recuperación y el partido que se venía frente a Chile…
Es que en Quito, se nos fue la punta, el invicto, y varias horas de descanso y trabajo. Pero la revancha es contra Chile, partido lindo el que se viene…