Viajar a Bariloche desde Uruguay

San Carlos de Bariloche: Cerro Otto
Ciudad Malvín quiso viajar a Bariloche desde Uruguay y les contamos todos los detalles. ¿Qué hicimos en ese bellísimo lugar que tienen los argentinos? Todo envidiable, salvo los precios y su historia con Hitler…
Siempre ha sido una característica de varios colegios viajar a Bariloche desde Uruguay. Miles de quinceañeros de nuestro país recorrieron de noche y de día ese hermoso lugar que tienen los argentinos.
Aprovechando el feriado del 25 de agosto, que nos generaba algunos días libres, planificamos nuestra ida y realmente Bariloche no defraudó.
¿Cómo ir?
Lo primero que tuvimos que decidir fue la forma de ir. Desde Montevideo existen varias formas de hacer un viaje a Bariloche. La mayoría de las excursiones lo hacen en ómnibus, incluso algunos uruguayos toman la determinación de ir en auto (de hecho vimos una chapa de Piriapolis en pleno Centro). Pero como los días disponibles no eran tantos, se tomó la decisión de ir en barco hacia Buenos Aires y desde allí un avión. En tiempo real nos llevó seis horas llegar hasta Bariloche, tres del ómnibus hasta Colonia, una del barco hasta Buenos Aires, y dos en avión.
Pero si se tiene más tiempo se puede abaratar yendo en ómnibus. La diferencia de precios es notoria.
Llegamos a San Carlos de Bariloche el lunes 22 de agosto, cerca de las 18 horas. Con el hotel habíamos arreglado que nos enviaban un remise a esperarnos. Allí estaba. El costo del aeropuerto hasta el hotel, el cual estaba más lejos del Centro (la próxima vez que vayamos nos vamos a alojar en un hotel del Centro seguro), costó 400 pesos argentinos, es decir más de 800 pesos uruguayos. Luego de estar algunos días por allí «descubrimos» una empresa que nos cobró más barato. Pero en líneas generales todos cobran en ese entorno.
Llegamos al hotel, que se encuentra a unos seis kilómetros del Centro, y nos llevamos la desilusión que no nos esperaban con un programa de actividades, como se habían comprometido por mail días anteriores. Así que luego de acomodar todo en la habitación comenzamos a planificar nuestra estadía.
El transporte en San Carlos de Bariloche
Como vimos un remise del aeropuerto al hotel nos costó 400 pesos argentinos. Lo mismo nos costaría en caso de querer ir al Cerro Catedral, solo de ida. Por lo tanto siguiendo los consejos de algunos amigos fuimos al Centro para adquirir la tarjeta de ómnibus Sube, que es necesaria para utilizar el transporte colectivo.
El taxi del hotel al Centro nos costó 140 pesos argentinos, casi 300 pesos uruguayos. Con la tarjeta sube el costo era de 10 pesos argentinos por pasajero. Como éramos dos gastamos menos de 50 pesos uruguayos por volver.
Con la tarjeta Sube ir y volver al Cerro Catedral al otro día nos costó 80 pesos argentinos en total. En cambio se hubiéramos utilizado un taxi o remise nos habría salido 800 pesos argentinos. Lo mismo para ir a Puerto Pañuelos o a Llao Llao.
En ese sentido, en caso de no ir en excursión a Bariloche, utilizar la tarjeta Sube es una excelente opción para transportarse, al menos la más económica. No es la más cómoda, pero sí es bastante amigable.

Cerro Catedral en San Carlos de Bariloche
Cerro Catedral
Uno de los íconos de Bariloche es el Cerro Catedral. Dicen que ir hasta allí sin conocerlo es como no ir. La verdad, que es majestuoso. La belleza de su vista es inconmensurable, uno no se cansa de abrir los ojos en cualquier dirección. Su paisaje es inagotable.
De todos los lugares en lo que he viajado (Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos, España), la vista que más me había sorprendido fue la de Río de Janeiro, hasta que mis ojos se posaron en la cima del Cerro Catedral. Es cierto que son paisajes distintos y ambos son maravillosos. Acostumbrados a las playas, los malvinenses deberíamos cautivarnos más por las aguas de Río y sus vistas encantadoras. Pero la vista de San Carlos de Bariloche es demoledora, no se acaba, no tiene fin, no hay espacio para frenar y dejar de ver. Su paisaje es de una extensión inimaginable. Y la cumbre del Cerro Catedral es uno de sus ejemplos más relevantes.
Ni bien bajamos del ómnibus varios «operadores» turísticos nos sugerían actividades para realizar, que iban desde los 500 pesos argentinos hasta los 2000. Como no nos animamos a esquiar y no había culipatín, resolvimos ir hasta lo más alto en calidad de peatones. El costo del cable para subir hasta la cima y encontrarse con el refugio Lynch es de 350 pesos argentinos por persona. Subimos cómodamente los 2000 metros de altura y nos maravillamos con cada centímetro de paisaje.
Antes de subir alquilamos traje para nieve, fundamentalmente porque no teníamos todo el equipo impermeable completo. Una campera y un pantalón costaron por el día 300 pesos argentinos.
En cada tramo de subida se veían los esquiadores y muchos haciendo snowboard. Una clase de dos horas de ski o de snowboard en Bariloche con acceso al Cerro Catedral ronda los 1000 pesos argentinos, unos 2200 pesos uruguayos.
Llegamos a la cima muertos de hambre. Luego de recorrer algunos metros para admirar el paisaje, ingresamos al refugio Lynch para comer. No había lugar. Todo lleno adentro y afuera. Con la fuerza del sol había gente sentada de manga corta en las reposeras de la cima. Realmente disfrutable la temperatura y el paisaje. Justo ese día fue de los más cálidos de agosto en Bariloche. Por la noche en ese lugar se puede llegar a los 45 grados bajo cero.
Al no encontrar lugar para comer bajamos unos metros con la aerosilla y llegamos a otro restaurant. Hermosa vista también. Pedimos una coca, un agua, una hamburguesa con papas fritas y un churrasco (de nalga era la carne) con ensalada. Gastamos unos 400 pesos argentinos, más barato que un restaurante céntrico y con una vista incomparable.
Luego de comer continuamos apreciando los paisajes y al rato bajamos. Mi hija jugó en las donas (gomas que de deslizan por un tobogán), pero no fue muy motivador. Trayecto corto y sin mucha adrenalina.
Al rato averiguamos por realizar un recorrido en motos de nieve. El costo por moto (dos pasajeros) es de 2000 pesos argentinos. Como no llegamos a tiempo tuvimos que suspender nuestra idea.
Cansados de caminar y hundirnos en la nieve, decidimos tomar el ómnibus de vuelta para reponer energías.

Playa del Centro: viajar a Bariloche desde Uruguay tiene sus recompensas
Llegamos al hotel, descansamos un poco, nos cambiamos y nos fuimos al Centro de Bariloche.
La zona céntrica
Según dicen en Bariloche viven entre 160 y 200 mil personas, dependiendo de con quién hables. En la zona céntrica vive la mayoría y además se encuentran casi todos los hoteles. Por lo que la actividad es mayor.
Llegamos casi atardeciendo. Recordemos que el sol se pone un rato más tarde que en Uruguay. Atardeció a eso de las 20 horas. Según afirman los baqueanos del lugar, en verano se pone la luz del sol a las 22:30 horas y amanece a las 4 y 30.
Caminamos unos metros y llegamos a una playita de pequeñas rocas en vez de la arena blanca de la Playa Honda. El agua del lago Nahuel Huapi es envidiable, cristalina, casi azul. Es agua de glaciar derretido. En realidad Bariloche se encuentra a unos 800 metros del nivel del mar, pero el lago parece agua de océano. Maravilloso.
El nombre Nahuel Huapi significa lago del tigre en lengua mapuche. Según los habitantes de Bariloche con lo que hablamos allí habitaban tigres. Pero eso no es cierto. Más bien se debería llamar de esa manera porque los mapuches, que provenían de Chile, se enfrentaron a los tehuelches que radicaban en Bariloche. Dicen que los tehuelches se defendían con uñas y dientes como lo hacen los tigres, y de allí quizá sea el origen más acertado del nombre del hermoso lago que tiene en algunos lugares 500 metros de profundidad.
Luego del bellísimo atardecer pasamos por el Centro Cívico donde allí pululan los fotógrafos con sus perros San Bernardo (150 pesos argentinos la foto impresa).
Seguimos el recorrido hacia la calle Mitre (la que vendría a ser nuestra calle Orinoco). Lo que abundan son las chocolaterías, que ofrecen a los turistas probar sus ricos y artesanales productos (el kilo ronda de los 450 a los 750 pesos argentinos). Algún lugar para comer, agencias de turismo, tiendas de ropa para nieve y poco más. El Centro consiste de una diez cuadras y todo destinado a la venta. No hay mucho más para hacer allí. Comimos por unos 500 pesos argentinos la famosa trucha de Bariloche. Volvimos al hotel y expreso a la cama.
Cerro Otto
Nos levantamos, desayunamos flojito en el hotel y nos aconsejaron que fuéramos caminando al Cerro Otto. Desde el Centro salen ómnibus de la empresa sin costo. Está a unos 4,5 kilómetros de la ciudad. Nos habían hablado muy bien de él. Y cumplió con creces.

Cerro Otto: San Carlos de Bariloche
Cerro Otto es un emblema en la ciudad del sur argentino. Es precioso. Realmente hay que ir a verlo. Tiene un parador giratorio que de por sí hace que valga la pena pasar el día allí. Comer girando y hallando paisajes distintos en cada segundo se vuelve increíble.

Parador Cerro Otto
Para la vista imponente que presenta, el costo de comer allí no es caro. Por subir gastamos unos 500 pesos argentinos entre los dos y por comer más o menos lo mismo. Se calcula que el parador giratorio es un establecimiento para 200 personas. Llegamos a las 12 y no hubo problema para encontrar lugar y almorzar tranquilos. Pero a partir de las 14 horas se llenó.
En el Cerro Otto no se puede esquiar (salvo del otro lado, en Piedras Blancas), pero sí se puede hacer culipatín.

Culipatín en Cerro Otto: muy seguro y entretenido
El culipatín es una actividad para todas las edades y no presenta un alto nivel de dificultad. Costó 150 pesos argentinos por persona y te permiten tres vueltas. Yo me tiré una vez y mi hija cinco! Es divertida y te permite disfrutar de la nieve. Obligatorio llevar guantes.
A las 16 comenzaba otra actividad. Caminar en raquetas de nieve y recibir una charla didáctica por parte del guía Martín.

Caminar en raquetas en el Cerro Otto (final del recorrido)
Caminar en raquetas en el Cerro Otto es una grata experiencia. Martín tiene un relato detallado del paisaje y de la historia que fascina a cualquiera. Quizá por eso se pierda en parte el esfuerzo de caminar por la nieve con raquetas y palos de ski. En ese sentido quedás con ganas de más.
Pero los 50 minutos del recorrido valen la pena. Martín te despierta el interés del lugar y responde todas las preguntas sobre el Cerro Otto y San Carlos de Bariloche. Obviamente que le preguntamos sobre la presencia de nazis y respondió: «Está confirmado que en 1938 Hitler estuvo aquí. Se dice que el incendio del hotel Llao Llao (el más caro de Bariloche, donde estuvo por ejemplo Barak Obama y donde se dice que la habitación por noche cuesta los 700 dólares), se debió para ocultar y eliminar pruebas vinculadas con los nazis». Si bien no lo dijo Martín, el peronismo tuvo buenas relaciones con Hitler y sus seguidores, lo que derivó posteriormente en que muchos nazis llegaran a Bariloche tras la Segunda Guerra Mundial. Existe una hipótesis que afirma que Hitler huyó a Brasil y luego se escondió en Bariloche luego de perder la guerra, en lugar de la tesis histórica que establece que murió en Alemania producto del suicidio o en manos de los soviéticos).
Lo cierto que el recorrido con Martín fue entretenido y didáctico a la vez y obviamente lo recomendamos.
Si llegaste hasta acá leyendo es porque o tenés mucha paciencia o estás interesado en viajar a San Carlos de Bariloche. El Cerro Otto es un paseo que no podés dejar de hacer.
Isla Victoria y el Bosque de los Arrayanes
El jueves 25 de agosto, luego de la Noche de la Nostalgia en Montevideo, nos levantamos con un clima bravo en Bariloche. Tras dos días hermosos y llenos de sol, las nubes dejaban caer gotas y el viento elevó su grito.

Excursión a Isla Victoria y Bosque de los Arrayanes
Nos decidimos por hacer la excursión que va al Bosque de los Arrayanes y a la Isla Victoria. Todos los que hablamos nos aseguraban que era un paseo muy lindo de hacer y pensamos que dentro del barco como debajo de los árboles de los bosques estaríamos protegidos de la lluvia.
Nos tomamos el ómibus 20 hacia Puerto Pañuelos, frente al hotel Llao Llao. En 40 minutos llegamos al lugar y adquirimos dos excursiones a Bosque de los Arrayanes y a la Isla Victoria. Hay dos empresas que tienen el mismo recorrido: Cau Cau y Turisur. Compramos los boletos (760 pesos argentinos cada uno) y nos dicen que los costos de entrada al parque no estaban incluidos (300 pesos argentinos adicionales).
Hacía mucho frío y permanecimos dentro del barco como el resto de los tripulantes. Tras una hora de navegar por ese lago maravilloso, viendo el agua cristalina con las montañas de fondo, sorprendidos además por la presencia de muchas gaviotas, que obviamente en ese día nos trajo el recuerdo de nuestra Isla de las Gaviotas, llegamos al Bosque de Arrayanes.
Muchos argentinos nos decían que allí se había filmado la película Bambi de Walt Disney. Para decirlo en broma, otro verso porteño que inmediatamente los baqueanos de lugar desmienten. El guía Eduardo lo dejó claro:»nunca se filmó ninguna película de Walt Disney en este lugar». Sí es cierto que un dibujante argentino se inspiró en ese lugar y sus dibujos llegaron a Walt Disney. Al respecto Eduardo afirmó: «suponemos que Walt Disney vio los dibujos y de allí obtuvo ideas para hacer Bambi, pero no hay documentos que lo avalen».

Bosque de los Arrayanes en Bariloche
El paseo del Bosque de los Arrayanes dura 40 minutos. Es un recorrido de 800 metros donde se pueden apreciar los árboles de color marrón claro con pintas blancas, debido a que pierden partes de su corteza. El paisaje dentro del bosque es lindo, pero si me apuran me gusta más el Parque Rivera, salvo por el color de los arrayanes que es distinto a lo que vemos normalmente.
Se culmina el recorrido en la «casa de Bambi», donde obviamente uno se toma la foto de rigor. Es una casa de madera donde te venden comida y bebida. Creo que ese lugar en verano sería espectacular, fundamentalmente porque tiene una pequeña playa para poder bañarse.

Casa de Bambi en el Bosque de los Arrayanes
Luego de tomar un chocolate caliente (hacía mucho frío y se agregaba la lluvia), volvimos al barco para dirigirnos a nuestro próximo destino: la Isla Victoria.
La Isla Victoria es la más grande del lago, tiene unos 20 kilómetros de largo y unos 4 de ancho. Curiosamente está vinculada a nuestro país. El que la impulsó como polo turístico fue Anchorena, llevando árboles exóticos como pinos que avasallaron la flora nativa, y animales del norte, como los ciervos, que se expandieron desde allí por todo el sur de Argentina. Esos mismos ciervos que están en nuestro Parque Anchorena de Colonia.
El recorrido es casi de un kilómetro. El guía te cuenta la historia de la isla y las principales actividades que se desarrollaron allí. La Isla Victoria tiene mucho bosque de pinos, que como dijimos antes invadieron con Anchorena y desplazaron a la flora que había en el lugar.
Es un paseo lindo y didáctico. Vale la pena hacerlo. Ver los árboles gigantes en línea compitiendo por la luz del sol es imponente. Para aquellos que desean caminar menos se ofrece la posibilidad de ver pintura rupestre (aunque no original, fue reforzada porque perdía nitidez).
Al rato estábamos en el barco y regresamos al puerto. Me olvidé de decir que la comida en Puerto Pañuelo fue un desastre. Cara y con poca variedad. Si eres celíaco no tienes nada para comer, salvo alfajores de arroz. Llevate la vianda.
Nos tomamos el ómnibus de línea de regreso junto con turistas brasileros, chilenos, españoles y peruanos que también se sumaron a la propuesta económica de la tarjeta Sube.
Queríamos llegar al hotel, bañarnos y descansar. La idea era prepararnos para nuestro último día largo en San Carlos de Bariloche, ya que el sábado nos volvíamos a Buenos Aires.

Circuito Chico en Bariloche
Luego de un sueño reparador me levanté con muchas ganas de un buen desayuno. Pero el hotel ahogó mi entusiasmo, no tenía ni una sola fruta (en lo personal me gusta comer fruta de mañana). De caliente me fui a un almacén a una cuadra y compré jamón crudo y manzanas (me saqué las ganas!)
Era nuestro último día entero en Bariloche y queríamos disfrutarlo. Contraté una excursión para hacer el Circuito Chico (250 pesos argentinos cada uno), en un recorrido de vistas estupendas, que vale la pena hacer solo para sacarse fotos.
Pero en el medio nos picaron las ganas de ir a Cerro López y hacer Canopy. El costo por cada uno fue de 600 pesos argentinos. Y allí fuimos.
Subimos el Cerro López en camionetas 4 x 4 y nos preparamos para volar por el bosque.

Canopy en Cerro López de Bariloche
La actividad está muy buena, aunque quedó la sensación de poco tiempo. Fueron nueve tramos de mucha adrenalina y diversión. Pensamos que serían dos vueltas pero no, fue una y nos quedamos con gusto a poco. Para la duración es una actividad un poco cara. Pero al que le gusta vale la pena.
Como habíamos roto con el recorrido del Circuito Chico, decidimos irnos al Cerro Campanario. Según dicen los baqueanos, se ubica entre las siete mejores vistas del mundo de acuerdo a National Geographic. «No lo decimos nosotros», aclaran constantemente. «Así nos creen», afirman.
El Cerro Campanario de San Carlos de Bariloche es hermoso. No tiene actividades como el Catedral o el Otto. Solamente la aerosilla hasta arriba y el mirador. Pero sí que vale la pena.

Cerro Campanario en Bariloche
El mirador permite hacer una vista en 360 grados. Es una peculiaridad del Cerro Campanario. Su vista es mágica. Vale la pena quedarse allí y admirar el paisaje desde cada rinconcito del cerro. Al subir se aprecian distintas especies de árboles, presentadas con su nombre. Al llegar al mirador uno se asombra de la majestuosidad de la naturaleza. Bariloche nos siguió sorprendiendo con su paisaje. Es cierto que es un paseo corto, pero totalmente recomendable observar los lagos y las interminables montañas en el horizonte.
El costo, 150 pesos argentinos por persona. De los paseos más baratos en Bariloche y muy disfrutable.
En la noche fuimos al Centro de Bariloche. Primero fuimos al Museo del Chocolate, ubicado en la fábrica de La Havanna. Allí te narran brevemente la historia del cacao y del chocolate, te convidan con uno caliente y te hacen un descuento en la chocolatería. Todo eso duró media hora. Ni fu ni fa.
Luego caminamos por Mitre y dos cuadras más arriba fuimos a cenar. En lo personal probé el famoso ciervo a la cazadora. Nada del otro mundo. Carne con arvejas. Me quedo con el estofado que hacía mi abuelo. El costo de ese menú, 200 pesos argentinos el plato.
Luego del postre volvimos al hotel y nos derrumbamos en las camas. Nuestra última noche en Bariloche.
Otra vez no había fruta en el desayuno. La idea era ir al Centro para comprar chocolates para la familia y los amigos, almorzar e irnos al aeropuerto.

Mirador de Cerro Viejo en Bariloche
Nos bajamos del ómnibus casi al inicio de la calle Bustillo, cerca del hospital San Carlos de Bariloche. Al lado está ubicado el Cerro Viejo. Nos llamó la atención la presencia de un tobogán gigante. Y entramos! Divertida experiencia, aunque otra vez con gusto a poco. Una tirada 150 pesos, 40 segundos. Pero vale la pena hacerlo.
Luego nos fuimos a recorrer las chocolaterías. La marca más barata que encontramos fue Patagónica. La catadora oficial del viaje probó el chocolate y le encantó. No notó grandes diferencias con el resto, salvo con el de la Abuela Goye (550 pesos argentinos el kilo si llevás tres kilos). Compramos una promo de tres kilos del chocolate Patagónico por 930 pesos argentinos, que incluía además un licor de regalo. Comprando de a tres kilos lo más barato que le seguía era 1400 pesos argentinos. La diferencia era grande y el gusto igual. No nos complicamos mucho.
Luego almorzamos, nuevamente trucha, y a pocas cuadras hallamos una empresa de remise que nos cobraba 250 pesos argentinos hasta el aeropuerto.
Y así terminó nuestro viaje a San Carlos de Bariloche. Un lugar de frío seco, de aguas transparentes, de montañas bellísimas, de paisajes inigualables, de paseos espectaculares, de extrema diversión y adrenalina, de precios caros y de muchísima magia.
Viajar a Bariloche desde Uruguay es totalmente recomendable!